febrero 04, 2013

Alimentación y nutrición en pacientes con cáncer


Una alimentación equilibrada, rica en elementos antioxidantes, la práctica regular de actividad física y mantenerse en un peso óptimo y adecuado para la altura son tres pilares que pueden llegar a reducir el riesgo de padecer cáncer hasta en un 30%.

La alimentación, por lo tanto, ejerce un importante efecto sobre la prevención del cáncer, pero también es esencial en el tratamiento del mismo.

Relación cáncer- nutrición

Los pacientes con cáncer necesitan seguir una dieta sana, con unos hábitos de alimentación que  les ayuden a soportar los efectos de la enfermedad y su tratamiento.

Algunos tratamientos para el cáncer funcionan mejor cuando el paciente está bien nutrido. Un buen estado nutricional en los pacientes oncológicos mejora el pronóstico, es decir, la probabilidad de recuperación, y la calidad de vida.

Por otro lado, es importante tener en cuenta que algunos tumores, especialmente aquellos que afectan al aparato digestivo,  elaboran determinadas sustancias químicas que intervienen en el aprovechamiento de los nutrientes por parte del organismo.

Los efectos secundarios de la enfermedad pueden afectar a la alimentación del paciente. Algunos de estos efectos son: anorexia o falta de apetito, diarrea, estreñimiento, náuseas y vómitos, llagas en la boca, boca seca, dificultad para tragar.

Así mismo, los tratamientos que se aplican para combatir el cáncer (cirugía, quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia) pueden afectar a la nutrición del paciente.



Todo ello, unido a la afectación en la percepción de sabores, olores, texturas… dificulta tanto la ingestión como la absorción de nutrientes y puede llegar a provocar malnutrición en el paciente. Esta a su vez dificulta la recuperación del paciente, ya que favorece el cansancio y la incapacidad para combatir infecciones y soportar el tratamiento.

Detención de riesgos nutricionales


Teniendo en cuenta todo lo anterior, parece fundamental el tratamiento temprano de los síntomas y efectos derivados de la enfermedad que condicionan la alimentación del paciente y favorecen su desnutrición y pérdida de peso.

Es muy importante detectar los riesgos nutricionales en un paciente que no presenta síntomas. A través de una valoración del estado nutricional del paciente se puede clasificar desde un punto de vista nutricional y valorar el riesgo de complicaciones secundarias a su estado nutricional. Un paciente desnutrido presenta una mayor probabilidad a sufrir algunas complicaciones como son:
  1. Perpetuación de la anorexia y el malestar subjetivo del paciente con el consiguiente aumento de la morbi-mortalidad.
  2. Aumento de la incidencia de infecciones.
  3. Prolongación de la estancia hospitalaria.
  4. Retraso en la cicatrización de las heridas.



Una forma rápida de valoración del estado nutricional del paciente es la Valoración Global Subjetiva del Estado Nutricional en la cual se recogen datos relacionados con la historia clínica y el examen físico del paciente:
  1. El peso corporal y su variación en los últimos 6 meses.
  2. Cambios en el aporte dietético
  3. Síntomas gastrointestinales que duren más de dos semanas.
  4. Capacidad funcional del paciente.
  5. Enfermedades y relación con los requerimientos nutricionales.
  6. Examen físico para determinar si el paciente está bien nutrido o presenta desnutrición (leve, moderada o severa).

Objetivos nutricionales


Las metas de la terapia nutricional en pacientes oncológicos son:
  1. Prevenir o tratar problemas nutricionales y de otra índole.
  2. Disminuir los efectos secundarios de la terapia contra el cáncer y los problemas derivados de la misma que afectan a la nutrición.
  3. Mantener la salud nutricional del paciente.
  4. Ayudar al sistema inmune a combatir las infecciones.
  5. Mantener o mejorar la calidad de vida del paciente.

Características de la dieta en las personas que padecen cáncer


Durante el tratamiento oncológico son frecuentes los efectos secundarios que os comenté con anterioridad: náuseas, vómitos, diarrea, úlceras y llagas en la boca, alteración del gusto y el olfato. Por ello, las recomendaciones dietéticas no pueden ser iguales que las dadas a la población sana.

Un paciente oncológico necesita llevar a cabo una dieta que cubra sus necesidades calóricas y proteicas. En el caso de tener un peso normal se le debería aportan al paciente unas 25-30 kcal por kilogramo de peso y día. Cuando el cáncer provoca un aumento del gasto energético se necesitan entre 30 y 35 kcal/kg/día. En aquello pacientes que necesiten recuperar peso se deben proporcional más de 35 kcal/kg/día.

Los menús que se elaboran para pacientes oncológicos deben cumplir las siguientes características:
  1. Aportar una cantidad elevada de calorías: aquellas recetas que combinen cereales y legumbres van a aportar al paciente oncológico proteínas y energía.
  2. Favorecer la ingesta elevada de proteínas: tanto el tumor como el tratamiento oncológico provocan daños en los tejidos, además, la anorexia va a provocar una pérdida de peso y masa muscular que se debe suplir a través de una dieta rica en proteínas. Es recomendable elaborar recetas apetitosas de pollo, pescado y combinar legumbres y cereales en un mismo plato.
  3. Contribuir a aumentar la sensación de apetito del enfermo oncológico a través de recetas apetitosas. Es recomendable elaborar platos por los que el paciente tenga preferencia, evitando sabores y olores fuertes.




Así mismo, es importante seguir una serie de pautas dietéticas que ayuden al enfermo a hacer frente a los problemas digestivos que presenta:
  1. Se recomienda que el desayuno esté compuesto por alimentos secos, como tostadas o galletas. Se deben evitar los zumos de frutas ácidas y los lácteos enteros.
  2. Distribuir en varias tomas los alimentos ingeridos durante el día.
  3. No mezclar platos o alimentos fríos y calientes en una misma toma.
  4. Si al enfermo le cuesta masticar es preferible darle los alimentos triturados en forma de puré o batidos.
  5. Comer cuando se tenga más apetito.
  6. Utilizar infusiones para aliviar las molestias digestivas.
Por otro lado, la preparación de los alimentos es esencial para evitar infecciones. Un enfermo oncológico tiene el sistema inmune más debilitado y es necesario que se cuide la preparación de los alimentos:
  1. Se deben lavar bien las frutas y verduras.
  2. El manipulador de alimentos debe mantener una adecuada higiene corporal y de los utensilios de cocina.
  3. No se deben utilizar los mismos utensilios de cocina para manipular alimentos crudos y cocinados.
  4. Hay que descongelar los alimentos en el frigorífico o en el microondas, nunca a temperatura ambiente.
  5. Es importante mantener calientes los platos calientes y en refrigeración los platos que se vayan a servir frios.
  6. No consumir pescados y mariscos crudos.
  7. Cocinar bien todos los alimentos, en especial, carnes y pescados.

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