Cada día los términos omega-3 y omega-6 están más presentes en nuestras vidas. Sin embargo, no todo el mundo tiene claro a que hacen referencia.
Un ácido graso está compuesto por una cadena hidrocarbonada lineal, con un número par de átomos de carbono y en cuyo extremo hay un grupo carboxilo (COOH). Los ácidos grasos forman parte de moléculas más complejas, como los fosfolípidos y los glucolípidos. En el cuerpo humano se encuentran principalmente formando triglicéridos, es decir, tres ácidos grasos esteríficados con una molécula de glicerol. Los triglicéridos se almacenan en el tejido adiposo.
Los carbonos de los ácidos grasos se unen entre si por enlaces sencillos o dobles enlaces. Los ácidos grasos saturados no presentan dobles enlaces, pero los insaturados presentan al menos un doble enlace (monoinsaturados) o dos o más dobles enlaces (poliinsaturados).
Al observar la estructura de los ácidos grasos insaturados
(según la nomenclatura Holman, quien propuso enumerar los ácidos grasos desde
su metilo terminal, que es el extremo de la molécula y que este
investigador propuso designar como carbono omega (ω)), se concluye que existen
tres grandes grupos de ácidos grasos insaturados, según la posición de sus dobles enlaces.
- El primer grupo tiene el doble enlace entre los carbonos 9 y 10 y se denomina FAMILIA O SERIE ω-9. Su principal componente es el ácido oleico.
- El grupo de ácidos grasos que posee su primer doble enlace entre los carbonos 6 y 7 se identifica como la FAMILIA O SERIE ω-6. El principal componente de esta serie es el ácido linoléico.
- Por último, un tercer grupo de ácidos grasos posee su primer doble enlace entre los carbonos 3 y 4 y se le identifica como perteneciente a la FAMILIA O SERIE ω-3. El ácido graso más importante de esta familia es el α-linolénico.
Estos ácidos grasos originan por procesos enzimáticos de
elongación y desaturación , ácidos grasos de mayor tamaño de cadena y con mayor
grado de insaturación ( mayor número de dobles enlaces), que se conocen como
ácidos grasos insaturados de cadena larga. El proceso de transformación más
crítico es la desaturación. Los vegetales pueden desaturar los ácidos grasos saturados en las posiciones
ω-3,
ω-6
y ω-9.
Los animales solo pueden introducir dobles enlaces a partir del carbono ω-9 en
adelante, no pueden desaturar las posiciones ω-3 y ω-6, por eso, para los
mamíferos, el ácido linoléico y el ácido α-linolénico son esenciales, es decir,
estos deben estar presentes en la dieta en determinadas cantidades. El ácido oléico no es un
ácido graso esencial, ya que se puede sintetizar a partir del ácido esteárico,
que tiene también 18 átomos de carbono pero no posee dobles enlaces.
A partir del ácido linoleico se sintetiza el ácido araquidónico y
a partir del ácido linolénico el ácido icosapentanoico y docosahexanoico.
Ácidos grasos ω-3
Dentro de esta familia, el ácido graso esencial es el α-linolénico.
Sin embargo, dentro de la serie ω-3 los ácidos grasos, no esenciales más importantes son:
- Ácido eicosapentanoico (EPA): tiene un papel básico en la función neuronal (señal celular y riego sanguíneo neuronal), en el desarrollo correcto del cerebro y la vista y en la síntesis de prostaglandinas. Se puede convertir con facilidad, si es necesario, en DHA.
- Ácido docosahexanoico (DHA): forma parte de las membranas celulares y, durante la gestación y la primera infancia, posee un papel básico en el desarrollo visual.
La tasa de conversión en humanos del ácido linolénico a EPA o DHA es muy baja, lo cual sugiere que la fuente principal de estos ácidos grasos insaturados de cadena larga es la dieta. Las algas son las principales productoras de DHA y EPA y, por tanto, los peces que comen estas algas también son ricos en ácidos grasos ω-3. Por tanto, estos ácidos grasos se encuentran en pescados de agua fría,
sardina, salmón, atún… en las semillas de calabaza y en las nueces.
Ácidos grasos ω-6
El ácido graso ω-6 esencial es el ácido linoleico. En
esta familia, destacan como ácidos
grasos no esenciales más importantes:
- Ácido gammalinolénico (GLA): su síntesis por parte del organismo, al igual que ocurre con EPA y DHA, es muy complicada. Es un componente importante de la membrana celular y es precursor de las prostaglandinas.
- Ácido araquidónico (AA): también es básico para la síntesis de ciertas prostaglandinas.
Estos ácidos grasos están presentes en los aceites de
semillas de plantas, como el aceite de girasol o el de maíz.
Los lípidos deben suponer el 30% de las calorías diarias de
la dieta, siendo los ácidos grasos saturados los que se necesitan en menor
proporción. La dieta actual es deficiente en ácidos grasos ω-3,
siendo la proporción de ácidos grasos ω-6/ ω-3 ingerida de 15/1.
Importancia de los ácidos grasos
esenciales
Actividad
antiinflamatoria
Los ácidos grasos ω-3 intervienen en la síntesis de
prostaglandinas, moléculas que se sintetizan y se liberan para llevar a cabo su
papel de manera inmediata, al contrario de lo que ocurre con las hormonas, las
cuales se almacenan. La familia ω-3
sintetiza las prostaglandinas de tipo 3, que provocan vasodilatación,
disminuyen la actividad plaquetaria y la inflamación. El ácido graso encargado
de ello es el ácido eicosapentanoico (EPA).
Los ácidos grasos ω-6 sintetizan prostaglandinas, pero en
este caso de tipo 1, las cuales tienen las mismas funciones que las
sintetizadas por la familia ω-3. El ácido graso ω-6
que actúa como precursor en la síntesis de prostaglandinas es el ácido
gammlinolenico (GLA).
Si no hay una cantidad adecuada de EPA y GLA, se disminuyen
las prostaglandinas de tipo 3 y 1(antiinflamatorias), lo que provoca un aumento
de las de tipo 2 (proinflamatorias). Las prostaglandinas de tipo 2 se generan a
partir de ácido grasos ω-6, como las de tipo 1. Por tanto, un aumento en el
consumo de ácidos grasos ω-3 aumentaría las prostaglandinas antiinflamatorias. Algunos
estudios han concluido diciendo que algunas enfermedades inflamatorias
crónicas, véase colitis ulcerosa, enfermedad de Cronh, artritis reumatoide o
asma, pueden ser tratadas con ácido grasos ω-3 para disminuir los
síntomas. Otros estudios han observado que los ácidos grasos ω-3
protegen los pulmones frente a enfermedades inflamatorias.
Actividad sobre la piel y las
mucosas
Como
se ha señalado antes, los ácidos grasos forman parte de las membranas celulares
e influyen sobre las características de las mismas.
La
piel, especialmente cuando sufre quemaduras o sequedad, necesita ácidos grasos
esenciales. Frente a estas situaciones de estrés, el organismo reacciona
liberando ácidos grasos de la membrana de las células de la piel. Se debería
aumentar el aporte de ácidos grasos EPA, DHA y GLA para que aumenten las
prostaglandinas antiinflamatorias y se restablezca su balance de estos ácidos
graos en la membrana, disminuyendo así el dolor, el hinchazón y el
enrrojeciemiento de la piel.
Las
mucosas recubren el tubo digestivo, el tracto genitourinario, las vías
respiratorias y otros conductos corporales. La mucosa ocular está formada por
una gran cantidad de ácidos grasos poliinsaturados, al igual que la retina. El
ácido graso docosahexanoico constituye el 20% de todos los ácidos grasos
presentes en la retina y un déficit del mismo puede alterar la visión.
Efecto
cardiovascular
REDUCCIÓN DEL COLESTEROL Y LOS TRIGLICÉRIDOS
Los aceites de pescado, ricos en ω-3,
reducen lo niveles de triglicéridos en sangre un 30-45%. Reducen moderadamente
los niveles de LDL y colesterol total y aumentan los de HDL, aunque esto varia
mucho entre personas.
HIPERTENSIÓN, TROMBOSIS Y PLACA DE ATEROMA
Los
ácidos grasos ω-3 y ω-6 reducen la presión arterial, sobre todo en pacientes
hipertensos. Como se ha señalado antes, promueven la síntesis de
prostaglandinas antiinflamatorias, que tienen un efecto vasodilatador y
antiagregante plaquetario. Con esto, se reduce el riesgo de trombosis.
Todos efectos en conjunto reducen la formación
de la placa de aterona y protegen frente al infarto de miocardio.
ARRITMIA Y MUERTE SÚBITA
Diversos
estudios han demostrado que los ácidos grasos ω-3 disminuyen el riesgo de
muerte súbita por arritmia, ya que estabilizan eléctricamente la contracción
del músculo cardíaco.
Efectos
en el desarrollo infantil
Parece
ser que el Trastorno por Déficit de Atencion e Hiperactividad (TDAH) está relacionado
con la presencia o la ausencia de ciertos componentes nutricionales en la
dieta. Hay evidencias de que el TDAH está asociado con déficits de ciertos
ácidos grasos de cadena larga, como EPA, DHA y AA.
Efectos
sobre la mujer
En
diversos estudios se ha observado que la suplementación con aceite rico en
ácido gammalinolénico disminuye los síntomas premestruales, ya que aumenta la
producción de prostaglandinas con actividad antiinflamatoria.
Durante
el embarazo, es necesario aportar una mayor cantidad de ácidos grasos para que
el sistema nervioso del feto se desarrolle correctamente. Los mismo ocurre
durante la lactancia materna. Es por ello, que las mujeres embarazadas o lactantes deben suplementar su dieta con
ácidos grasos. Además, los ácidos grasos reducen el riesgo de nacimientos
prematuros y ayudan a relajar el útero durante el parto.
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