diciembre 07, 2011

Tratamiento dietético para diabéticos


La Diabetes mellitus es una enfermedad metabólica. Afecta a 346 millones de personas en el mundo. En 2004, unos 3,4 millones de personas murieron como consecuencia de los altos niveles de glucosa en sangre. Se produce como consecuencia de una síntesis insuficiente de insulina, un aumento de la destrucción de la insulina o una acción ineficaz de la insulina.

La insulina es una hormona producida en las células β-pancreáticas. Se libera en dos fases:
1.       Cuando aumentan los niveles de azúcar en sangre, se libera rápidamente la insulina
2.       Liberación lenta que se produce independientemente de los niveles de azúcar en sangre.

La liberación de insulina se produce, principalmente, por un aumento de los niveles de glucosa en sangre, aunque  cierta liberación de insulina ocurre también con la ingesta de alimentos. Los aminoácidos de las proteínas ingeridas, la acetilcolina (que es un neurotransmisor), la colecistoquinina (hormona producida por el intestino delgado), por ejemplo, estimulan la liberación de insulina.
 La liberación de insulina estimula diferentes procesos, entre ellos, la captación de glucosa  por las células del músculo y los adipocitos (células del tejido adiposo), la formación de glucógeno (polisacárido de reserva energética en animales) a partir de la glucosa en el hígado y en el músculo, la síntesis de grasas en el hígado y su almacenamiento en los adipocitos y la formación de glucosa a partir de, principalmente, aminoácidos, la síntesis de proteinas en la mayor parte de tejidos.

Las personas con diabetes mellitus presentan, por tanto, hiperglucemia, niveles altos de glucosa en sangre.
Hay tres tipos principales de Diabetes:
  • Diabetes mellitus tipo 1: se segregan cantidades inadecuadas de insulina debido a que las células β del páncreas se han destruido. Se suele diagnosticar antes de los 20 años.
  • Diabetes mellitus tipo 2: se produce como consecuencia de una insensibilidad por parte de los tejidos diana a la insulina.
  • Diabetes gestacional: se produce en mujeres embarazadas con altos niveles de glucosa en sangre pese a no ser diabéticas.

La gravedad de la diabetes varía considerablemente entre los diabéticos.  Los síntomas principales de la misma son:
  •          Hiperglucemia: niveles altos de azúcar en sangre
  •    Glucosuria: aparece glucosa en orina ya que está limitada la capacidad del riñón para reabsorber glucosa del filtrado urinario.
  •          Diuresis osmótica: como consecuencia de la glucosuria, aparecen solutos en el filtrado urinario lo cual genera una pérdida excesiva de agua y electrolitos. En casos graves, los pacientes pueden deshidratarse, a pesar de la ingesta elevada de líquidos.
  •     Aumento del apetito y consumo de alimentos: el organismo actúa como si estuviese padeciendo inanición, ya que el hígado, el tejido adiposo y el músculo (los principales tejidos diana de la insulina) no pueden absorber adecuadamente los nutrientes.  Por tanto, se activan una serie de rutas metabólicas encaminadas a la producción de glucosa, que aumenta la hiperglucemia ya presente en el torrente sanguíneo, la liberación de ácidos grasos a la sangre, producción de cuerpos cetónicos y aumento de  las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL). A pesar del aumento del apetito, en casos graves, al no poder utilizar la glucosa, se producen cambios en el peso corporal.

Para confirmar si una persona padece diabetes es necesario llevar a cabo una serie de pruebas:
  • Glucemia en ayunas: se diagnostica la diabetes cuando las cantidades de glucosa en sangre superan os 126 mg/dl en dos exámenes.
  •  Examen de la hemoglobina A1c: se considera que una persona es diabética cuando el resultado de esta prueba es >6,5%
  •  Prueba de tolerancia oral a la glucosa: cuando la concentración de glucosa en sangre tras 2 horas de la ingestión de una solución glucosada es >200 mg/dl se considera que el paciente es diabético.




Las complicaciones de la Diabetes mellitus son varias.
·    En la Diabetes mellitus de tipo 1, se produce una importante cetoacidosis (concentraciones elevadas de cetonas en sangre y bajo pH sanguíneo) y deshidratación,  que cuando no se tratan, pueden conducir al coma y a la muerte. Las personas que padecen este tipo de diabetes deben inyectarse insulina exógena, que, aunque prolonga la vida, no supone la curación. La mayoría de los diabéticos tienen acortada la vida debido a las complicaciones a largo plazo de su enfermedad.
·         Un 85% de las personas que padecen Diabetes mellitus de tipo 2 son obesas. Con frecuencia, los pacientes obesos comienzan a tener una mayor sensibilidad a la insulina a medida que pierden peso. Pero si en estos pacientes la imposibilidad para controlas la glucemia se acompaña de otros trastornos médicos (infecciones, infarto de miocardio, insuficiencia renal) se pueden producir una serie de acontecimientos que desemboquen en un coma.
A largo plazo, se producen una serie de complicaciones difíciles de evitar. Los diabéticos son especialmente propensos a la insuficiencia renal, el infarto de miocardio, los accidentes cerebrovasculares, la ceguera y la neuropatía (lesión nerviosa que produce la perdida de las funciones sensitivas y motoras).



TRATAMIENTO DIETÉTICO

La dieta que se debe llevar a cabo para tratar la Diabetes mellitus debe tener como objetivos:
  1.         Controlar el nivel de glucosa en sangre
  2.       . Mantener un peso adecuado
  3.          Aportar las cantidades adecuadas de los nutrientes esenciales
  4.          Favorecer el crecimiento normal de los niños
  5.          Equilibrar los aportes de hidratos de carbono, grasa y proteínas

La dieta de una persona con diabetes debe ser establecida por un dietista y controlará los siguientes parámetros:
  •          Energía: las kilocalorías que debe ingerir una persona diabética, se calculan, al igual que para el resto de la población estimando el gasto metabólico del individuo en función de su edad y sexo y multiplicando por un índice en función de su grado de actividad física.
  •       Macronutrientes: la distribución de las kilocalorías diarias entre los diferentes nutrientes debe ser idéntica a la de una persona sana.

o   50-60 % de las kilocalorías de la dieta las deben aportar los hidratos de carbono.
o   30 % de las kilocalorías de la dieta las deben aportar las grasas.
o   15 % de las kilocalorías de la dieta las deben aportar las proteínas.
  •          Fibra: se recomienda consumir 40 gr. De fibra al día, al igual que para el resto de la población
  •          Edulcorantes: al igual que para la población general, el contenido en azúcares no debe exceder más del 10% de la cantidad kilocalórica diaria.

La ingesta total de hidratos de carbono de una comida es el mayor predictor de la glucemia postprandial, sin embargo, aun se discute la importancia que pueden tener tanto el tipo como la fuente de hidratos de carbono sobre esta glucemia. Se han investigado dos métodos para poder planificar las comidas y/o valorar el riesgo de enfermedad asociado con la ingesta de hidratos de carbono.
1.       El índice glucémico: medida en el cambio de la glucemia tras la ingestión de alimentos que contienen hidratos de carbono.
2.       La carga glucémica: se obtiene multiplicando la cantidad de hidratos de carbono de una comida por el índice glucémico. Así, se consigue una mejor aproximación al efecto sobre la glucemia postprandial de diferentes raciones de alimentos ricos en carbohidratos.

Existen diferentes tablas donde se refleja el índice glucémico y la carga glucémica de diferentes alimentos. Una limitación de estos dos métodos como herramientas dietéticas para el control del índice glucémico es la variabilidad de la respuesta glucémica de los alimentos con contenidos específicos en carbohidratos.

Hay varios métodos para adecuar el tratamiento insulínico al contenido de carbohidratos, como el recuento de carbohidratos, los planes de alimentación por raciones y las estimaciones de recuento basadas en la experiencia. Sin embargo, no se ha demostrado aun la superioridad de ninguno de estos métodos, aunque hay datos que avalan el papel de la liberalización de la dieta en diabetes mellitus tipo 1 con ajustes insulínicos en función de la dieta.



Uno de los objetivos principales de la dieta para pacientes diabéticos es disminuir el contenido en grasas saturadas y colesterol. Las primeras, no deben suponer más del 7% de la ingesta calórica diaria. En cuanto al colesterol, se recomienda que su ingesta sea inferior a 200 mg día.
La sustitución de ácidos grasos saturados por ácidos grasos monoinsaturados ha demostrado tener un efecto beneficioso sobre el perfil lipídico y sobre la sensibilidad a la insulina, lo cual mejora la tolerancia a la glucosa.  Por eso se recomienda que el 70% de la calorías diarias procedan de la ingesta de hidratos de carbono (50-60%) y de ácidos grasos monoinsaturados (10-20%).

Las recomendaciones de consumo de alcohol en diabéticos son idénticas a las de la población general, esto es, aquello diabéticos que decidan consumir alcohol podrán tomar un vaso al día, si se trata de mujeres o dos vasos a día, en el caso de que sean hombres de cerveza (350 ml) y/o vino (150 ml). Es aconsejable que el consumo de alcohol se lleve a cabo junto con la comida para evitar el riesgo de hipoglucemia. En pacientes obesos, hipertensos y/o hipertrigliceridémicos se les debe recomendar una limitación en el consumo de alcohol.

En cuanto a la suplementación de micronutrientes (vitaminas y minerales) no existe evidencia de su beneficio en diabéticos que no posean deficiencias en los mismos.

La ingesta de sodio debe ser inferior a 3 gramos al día, es decir, menos de 6 gramos al día de sal, igual que para la población general.

Junto con una dieta adecuada, es necesario promover la práctica de ejercicio físico en diabéticos. El ejercicio físico ayuda al mantenimiento del peso corporal o a su reducción, en función de cuál sea nuestro objetivo, pero además, ayuda a controlar los niveles de insulina en sangre. Como hemos dicho, aquellas personas que padezcan diabetes de tipo 2 y sean obesas, una reducción de su peso corporal les hará ser más tolerantes a la insulina.




Por último señalar que es necesario que se realicen modificaciones dietéticas para la prevención de la diabetes de tipo 2 en pacientes de alto riesgo, principalmente, obesos. Se debe llevar a cabo una dieta variada, rica en verduras, frutas, cereales y pescado, con la que se consiga un balance energético negativo (ingerir menos calorías de las que se gastan) para conseguir una disminución del peso corporal.


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