La obesidad se ha convertido, tras el
tabaquismo, en la segunda causa de mortalidad evitable. Los incrementos en el Índice de Masa Corporal
suponen un incremento curvilíneo en moratalidad, la cual se atribuye a
enfermedad cardiaca, hipertensión, diabetes y cáncer. Esto se describe mediante
una cuerva en “J”
La obesidad se ha asociado a numerosas
enfermedades tales como: la hipertensión arterial, la dislipemia, la diabetes
mellitus tipo 2, la cardiopatía isquémica, el accidente vascular cerebral, el
síndrome de hipoventilación y apnea del sueño, la esteatohepatitis no
alcohólica, la colelitiasis, la osteoartrosis y alteraciones en la
reproducción. Y no solo esto, mucho estudios recientes han asociado la obesidad
mórbida con un riesgo mayor a padecer diversos tipos de cáncer, enfermedad
esofágica por reflujo, nefrolitiasis y enfermedad de Alzheimer. Sin embargo,
algunas de estas comorbilidades tienen un mayor riesgo de aparecer en pacientes
obesos que otras. Así, la diabetes mellitus de tipo 2 y la apnea del sueño se
presentan, comparando personas obesas con otras que poseen un peso adecuado,
con una frecuencia 3 veces superior.
La obesidad, así mismo, disminuye la
calidad de vida de las personas que la padecen. Los sujetos obesos tienen una
menor movilidad, suelen padecer depresiones y problemas de autoestima y se ven,
en la mayor parte de los casos, excluidos socialmente.
Comorbilidades asociadas a la obesidad
Diabetes
mellitus de tipo 2
Como ya se señaló en una entrada
anterior, el 80% de los pacientes con diabetes mellitus de tipo 2 son obesos.
Además del grado de obesidad, la distribución central (en la parte abdominal)
de la grasa corporal incrementa el risgo a padecer diabetes de tipo 2. Un
perímetro de cintura de 102 cm se relaciona con un incremento de la incidencia
de diabetes de 3,5 veces.
Los niños no se libran tampoco de
estas consecuencias, así se ha observado un aumento de la intolerancia a la
glucosa y de la diabetes de tipo 2 (más relacionada con los adultos) entre los
niños, debido al incremento de la obesidad infantil.
Se cree que un aumento de las
citoquinas TNF α y de la resistina, una proteína producida por el tejido adiposo, así como una
disminución de la adiponectina, también excretada por los adipocitos, es uno de
los mecanismos por los cuales una el aumento del tejido adiposo intraabdominal
provoca una resistencia a la insulina, si bien no es el único. El incremento de ácidos grasos libres y su
acumulación en tejidos sensibles a la insulina y la oxidación de los ácidos
grasos y la consiguiente producción de glucosa, provocarían un aumento de la
glucosa en sangre, ya que se aumenta la producción hepática de glucosa pero se
disminuye su captación periférica.
Dislipemia
Normalmente,
se deben a un disminución del colesterol HDL y a un aumento de los
triglicéridos. Cuando mayor es el IMC, por regla general, se produce un aumento
del colesterol total.
Hipertensión arterial
El riesgo
que presenta un paciente obeso a sufrir hipertensión arterial es el doble del
que presenta una persona con normopeso.
A medida
que se pierde peso la presión arterial también disminuye, así, por cada kg de
peso que se pierde, se disminuye 1mm de Hg la presión arterial, tanto la
sistólica (conocida comúnmente como alta) como la diastólica (conocida como
baja)
Síndrome de obesidad-hipoventilación y
Síndrome de apnea obstructiva del sueño
El
síndrome de obesidad-hipoventilación se caracteriza por, como su propio nombre
indica, hipoventilación, hipercapnia (aumento de la presión parcial de CO2)
y somnolencia. Cuando a estos síntomas se les suma un aumento de la resistencia
en las vías aéreas superiores, esto se cataloga como Síndrome de apnea
obstructiva del sueño.
Esto se
produce por un estrechamiento de las vías aéreas, entre otras cosas, debido,
probablemente, a la acumulación de grasa en la zona próxima a la laringe.
La reducción
de peso mejora los síntomas del síndrome de la apnea obstructiva del sueño.
Hiperuricemia
Existen
evidencias que indican que los niveles elevados de ácido úrico se correlacionan
con el grado de obesidad. Así mismo, los sujetos con hiperuricemia tienden a
presentar, no solo obesidad, también dislipemia, hipertensión arterial y
resistencia a los hidratos de carbono. Además, parece ser que resistencia
insulínica-obesidad, y de esta forma se explicaría el papel que juega el ácido
úrico en la fisiopatología de la enfermedad arterial coronaria.
A pesar de
que los niveles de ácido úrico son elevados, los pacientes no suelen presentar
gota.
Afectación hepática y de la vesícula
biliar
La
esteatosis hepática, también conocida como hígado graso, aumenta de forma
lineal a la ganancia de peso. En la obesidad mórbida, la esteatosis puede ser
una de las causas de aumento de las transaminasas (los niveles de transaminasas
en sangre suelen aumentar cuando se producen enfermedades hepáticas)
Además, hay una fuerte asociación entre obesidad y
colelitiasis. La colelitiasis es la formación de cálculos en la vías biliares,
especialmente en la vesícula biliar, y sulen estar formados por colesterol. Esto se explica porque en la personas obesas,
al estar aumentada la grasa corporal, hay una mayor producción de colesterol,
así, por cada kg extra de grasa corporal, se sintetizan 20 mg. de colesterol.
La bilis es la encargada de eliminar este exceso de colesterol, por tanto, se
presenta sobresaturada de colesterol y con cristales de colesterol.
Asociación con neoplasias
La
neoplasia es la proliferación anormal de células que desemboca en la formación
de un neoplasma. Si el neoplasma forma una masa diferenciada se conoce como
tumor y puede ser maligno o benigno. Entre los neoplasmas malignos se
encuentran numerosos tipos de cáncer.
La obesidad se asocia con un mayor riesgo a
diferentes carcinomas, en mujer, por ejemplo, hay un mayor riesgo de carcinoma
de ovario, cervix, mama… y en varones, de colón, recto y próstata.
Se sabe
que los pacientes obesos, independientemente d esu sexo, presentan un riesgo
elevado a padecer cáncer de colón.
Además,
numerosos estudios han relacionado la mortalidad por cáncer de mama con la
obesidad, pero solo en mujeres postmenopausicas. En estas mujeres, la grasa es
la principal fuente de estrógenos, el factor de riesgo modificable más
importante para cáncer de mama en postmenopausicas.
Las
mujeres obesas presentan, a su vez, un riesgo tres veces superior de padecer
cáncer de endometrio.
Alteraciones musculoesqueléticas
Los obesos,
debido a su exceso de peso, generan una sobrecarga en sus huesos lo cual
conduce a artrosis. Las mujeres se ven
más afectadas por esto que los varones.
La
artrosis es uno de los problemas asociados a la obesidad que conlleva mayor
gasto sanitario.
Problemas ginecológicos
Los
estudios epidemiológicos han demostrado que existe asociación entre obesidad e
infertilidad, entre obesidad y el síndrome de ovario poliquístico.
Por lo que
parece, las mujeres obesas tienen resistencia a la insulina e hiperinsulinemia
que, a nivel del tejido ovárico, puede favorecer el exceso de la síntesis de andrógenos.
En las
mujeres embarazas las cosas se complican. La obesidad se relaciona con una
mayor frecuencia de diabetes gestacional, hipertensión, anemia, embarazo
múltiple, malformaciones congénitas y
muerte fetal.
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