mayo 27, 2013

Comer bien para envejecer mejor


Este año, el Día Nacional de la Nutrición tiene como lema Comer bien para envejecer mejor. Nuestros mayores han ido experimentando cambios en sus vidas que les han llevado a realizar también cambios en su alimentación. En general, los ancianos españoles todavía siguen una alimentación de tipo mediterránea, sin embargo, sus hijos y sus nietos, se están alejando cada vez más de esta pauta saludable.





La esperanza de vida en España, la mayor de toda Europa


La humanidad ha buscado, desde tiempos remotos, aumentar la esperanza de vida, los años vividos por los individuos.
La esperanza de vida media alude al tiempo que, en circunstancias normales, va a lograr vivir el 50% de la población en un determinado lugar, edad y época. Esta no debe confundirse con la longevidad máxima que sería el mayor tiempo vivido por un ser humano. En la actualidad se sitúa en los 122 años.
Pues bien, esta esperanza de vida media se ha ido incrementando en nuestro país a lo largo de los años. España es el país con mayor expectativa de vida de toda Europa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) fija la esperanza de vida española en 82,2 años. Se estima que en 2050, España será el segundo país más envejecido del mundo, por detrás de Japón. 
Sin embargo, la OMS también advierte que esta posición privilegiada podría cambiar. ¿Cómo? Si descuidamos determinados factores que ejercen una gran influencia en nuestra salud. 
La evidencia científica ha demostrado que un estilo de vida saludable se asocia a una mayor longevidad, pero en la actualidad estamos descuidando numerosos aspectos que conducen a nuestro estilo de vida por el camino saludable. Entre ellos, la alimentación.




La gran influencia de la dieta sobre la longevidad


La dieta ejerce un papel fundamental en el envejecimiento. La aparición de diversas enfermedades en personas mayores (neoplasias, alteraciones cardiovasculares, patologías ligadas a la obesidad...) subyacen en alteraciones dietéticas que, en muchas ocasiones, se iniciaron en edades tempranas.

La influencia que ejerce la dieta sobre el envejecimiento se puede observar ya incluso antes de nacer.¡Como lo oyen! El estilo de vida de la madre durante la gestación condiciona al feto y, por tanto, a otras etapas del ciclo vital. Por ejemplo: si la dieta de la madre es pobre en calcio, se afectará el desarrollo del esqueleto óseo del feto y podrá provocar un crecimiento inicial deficiente y la aparición de osteoporosis en la edad adulta.
Como ya os había mostrado en esta entrada, los fetos sometidos a malnutrición intrauterina desarrollan una predisposición para utilizar de manera más eficiente los escasos recursos que les llegan. Estos niños suelen nacer con bajo peso y, cuando son sometidos a un ambiente en el que hay abundancia de alimentos, ganan peso con facilidad. La obesidad, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes mellitus de tipo II y la hipercolesterolemia, son patologías que pueden tener un origen prenatal y que van a condicionar la salud y, por tanto, la longevidad.





Numerosos estudios científicos han señalado el impacto beneficioso que la Dieta Mediterranea tiene sobre la longevidad.  El Estudio Prospectivo Europeo sobre Cáncer y Nutrición (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition, EPIC) valoro la relación entre los hábitos alimentarios y el desarrollo de tumores en 10 países, entre ellos, España. Se siguieron 521. 457 adultos sanos con edades comprendidas entre los 35 y los 70 años de diez paises europeos durante 10 años. Se vio que, cuanto más se ajustaban los hábitos alimentarios de las personas a la Dieta Mediterránea menos posibilidades había de fallecer, independientemente del sexo, la actividad física y el consumo de tabaco. Los autores del estudio concluyeron que "La adherencia a la dieta mediterránea, basada en frutas, verduras, grasas insaturadas está asociada con una esperanza de vida significativamente mayor".


Fruta y camino diario para ser un centenario


La Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética ha elaborado un tríptico con motivo del Día Nacional de la Nutrición 2013 en el que nos dan algunos consejos para aplicar diariamente con el fin de llevar a la práctica lo que la evidencia científica apoya como el mejor camino para aumentar la longevidad.

  • Consumir al menos 5 raciones de frutas y verduras al día. Lo ideal sería consumir dos raciones de verduras y hortalizas (un plato de ensalada variada, un plato de verdura cocida, un tomate grande, dos zanahorias...) y tres raciones de fruta ( 120-200 gramos de fruta, lo que viene siendo una pieza mediana de fruta, un bol de cerezas o de fresas o dos rodajas de melón).




  • Introducir de dos a tres raciones semanales de legumbres. Una ración de legumbres son unos 60-80 gramos de legumbres en crudo, es decir, un plato normal.
  • Incorporar, al menos, tres veces por semana, un puñado de frutos secos, es decir, unos 20 o 30 gramos.
  • Sustituir los lácteos enteros por semidesnatados o desnatados.
  • Realizar tres comidas principales diarias (desayuno, comida y cena) y una o dos colaciones, una a media mañana y otra a media tarde.
  • Llevar una vida activa (subir escaleras, ir andando a los sitios, realizar las tareas de casa..) y dedicar al menos 30 minutos al día a la actividad física. Se entiende por actividad física moderada la que acelera de forma perceptible el ritmo cardiaco y requiere un esfuerzo moderado (caminar a paso rápido, bailar, participación activa en juegos y deportes con niños ...). La actividad física intensa requiere una gran cantidad de esfuerzo, provoca una respiración rápida y un aumento sustancial de la frecuencia cardiaca ( salir a correr, hacer aerobic, desplazarse rápidamente en bicicleta, natación rápida...)
  • Beber agua a diario, entre 1,5 y 2 litros al día.

Para concluir, quiero animaros a que intentéis introducir pequeñas modificaciones en vuestra dieta, basándola en alimentos de origen vegetal (verduras, frutas, hortalizas, cereales integrales, legumbres, frutos secos..) y reduciendo el consumo de alimentos de alimentos ricos en grasas saturadas y grasas trans (margarina, mantequilla, bollería, dulces, pasteles, helados, carnes grasas, embutidos) y ricos en azúcares sencillos como las bebidas azúcaradas (refrescos, zumos industriales..). Así mismo, me gustaría incitaros a que aumentéis vuestra actividad física, abandonéis el hábito tabáquico, durmáis al menos ocho horas y llevéis una vida activa con el fin de aumentar vuestra esperanza de vida.






2. Bases biológicas del binomio envejecimiento-nutricion http://ocw.unican.es/ciencias-de-la-salud/biogerontologia/materiales-de-clase-1/capitulo-11.-bases-biologicas-del-binomio/capitulo-11.-bases-biologicas-del-binomio

3. European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC) http://epic.iarc.fr/

4. ¿Qué se entiende por actividad moderada y actividad vigorosa?http://www.who.int/dietphysicalactivity/physical_activity_intensity/es/index.html

5. Pirámide de la alimentación saludable (SENC, 2004) http://www.fedesp.es/bddocumentos/13/piramide.pdf

6. Tríptico Día Nacional de la Nutrición 2013 http://www.fesnad.org/dnn/DNN_2013/PDF/TRIPTICO_DNN_2013.pdf



mayo 13, 2013

Todo lo que siempre quiso saber sobre el huevo y nunca se atrevió a preguntar



El huevo más consumido a nivel mundial es el de gallina, por eso, no necesita de ningún "apellido" a diferencia del de otras aves (huevos de codorniz, huevos de avestruz...). Es un alimento consumido desde la antigüedad y sobre él han planeado y siguen planeando numerosas hipótesis y elucubraciones, muchas de ellas, sin ningún rigor científico.
Tratemos de conocer mejor a este versátil alimento.





Estructura del huevo



El huevo está formado por la yema (óvulo de la gallina), la clara y la cáscara (envolturas que van recubriendo el huevo a medida que este recorre el oviducto o vía que comunica los ovarios con el exterior).

Un huevo pesa, por término medio, unos 60 gramos, de los cuales:
  • Un 10% los representa la cáscara y las membranas del huevo. La cáscara está formada por entre 7000 y 17000 poros cuya función es permitir la respiración del huevo e impedir el paso de microorganismos al interior del mismo.
  • Un 60% del huevo lo constituye la clara que no es más que una disolución acuosa de proteínas. En la clara se encuentran más de la mitad de las proteínas del huevo, entre las cuales merece una mención especial la ovoalbúmina, tanto por su valor nutritivo como culinario.
  • La yema supone el 30% restante. La mitad de la misma está formada por agua y el otro 50%, por lípidos y proteínas. También contiene vitaminas, minerales y carotenoides.




Calidad del huevo 


La frescura de un huevo es el tiempo que transcurre desde la puesta del mismo hasta su consumo. A medida que va transcurriendo el tiempo, se van produciendo un intercambio de gases a través de los poros de la cáscara. En función de la temperatura y la humedad del exterior, el huevo va perdiendo agua y su peso se reduce, al igual que su densidad (por eso los huevos que no son frescos flotan en el agua). El agua es sustituida por aire en el interior del huevo, el cual aumenta la cámara de aire. Además, el huevo va perdiendo CO2 por lo poros, lo cual aumenta el pH de la clara (es decir, se va reduciendo su acidez). Como consecuencia de este aumento de pH, la clara pierde viscosidad y no puede sostener a la yema, la cual se ladea. 

Hay varios trucos caseros que nos permiten valorar la calidad del huevo.

  1. Al agitarlo, no se oye ruido.
  2. Si lo introducimos en una disolución de  100 ml de agua y 12 gramos de sal, se hunde con la cámara de aire ( espacio entre la cáscara y la membrana interior ) hacia arriba si es fresco, si no, flota con la cámara de aire ladeada. 
  3. Al cascarlo, si es freso, la yema es protuberante, centrada en la clara y la clara tiene dos capas.Si no es freso, la clara se expande y la yema está ladeada. 
  4. La frescura en los huevos cocidos de examina de la siguiente manera:
    1. Al cortalo longitudinalmente, la yema está alejada de la cámara de aire.
    2. Si se corta de manera transversal, la yema está centrada y presenta círculos concéntricos que son sustituidos por rayas si no es fresco.


Imagen tomada del blog Alquimistas del diseño


Un huevo de calidad debe comercializarse con la cáscara limpia e intacta. El color de la cáscara no afecta a la calidad del huevo ni a su valor nutritivo. El color de la cáscara está relacionado con la raza de la gallina ponedora. Tampoco afecta a su calidad o a su valor nutritivo el tamaño del huevo o el color de su yema (que depende de la alimentación de la gallina).

Los huevos, en función de su calidad, se clasifican en tres categorías:
  • Categoría A. Son los huevos aptos para el consumo humano directo.  No pueden ser lavados ni limpiados por otros procedimientos. Los huevos de esta categoría, a su vez, se clasifican según su peso en:
    • XL >  73 gramos
    • L        63 - 73 gramos
    • M       53 - 63 gramos
    • S < 53 gramos
  • Categoría B

Calidad microbiológica


Desde su puesta, el huevo es recogido, transportado, clasificado, envasado, distribuido, almacenado y manipulado antes de su consumo. Todas estas operaciones han de realizarse en un ambiente limpio, con una humedad y temperatura adecuadas para que la calidad fisicoquímica y microbiológica del huevo no se vea afectada.
El huevo posee numerosas barreras que le protegen de la contaminación, pero claro, un huevo sucio o con la cáscara dañada tiene más probabilidad de contaminarse. Por otro lado, los huevos son ricos en nutrientes y poseen un alta actividad de agua ( parámetro muy relacionado con la conservación de los alimentos), lo que los convierte en un alimento diana del crecimiento microbiano.
Las bacterias degradan las proteínas y las grasas y hacen que el huevo se pudra.




Sin embargo, hay una bacteria que no causa alteración pero si supone un gran riesgo para la salud, como habréis imaginado, me refiero a la Salmonella Enteriditis. Para reducir el riesgo de contraer salmonelosis, se pueden llevar a cabo una serie de medidas como:

  1. Mantener los huevos en refrigeración. En la nevera de casa, un huevo fresco dura unas 4 semanas.
  2. Desechar los huevos sucios o rotos
  3. Lavarse las manos, las superficies y utensilios de cocina tras haber entrado estas en contacto con huevos crudos.
  4. Los huevos deben cocinarse hasta que la clara y la yema estén firmes. No debe pasar demasiado tiempo desde su cocinado hasta su consumo.
  5. Refrigerar pronto las sobras de platos elaborados con huevo.
  6. Evitar comer huevos crudos, poco cocidos o no pasteurizados en restaurantes. 

Etiquetado y marcado de lo huevos


Los envases de los huevos frescos y de los huevos que se venden a granel deben mostrar la siguiente información en un lugar visible:
  1. Número de huevos estuchados
  2. Clases según su peso
  3. Categoría de calidad
  4. Indicación de la forma de cría 
    1. Huevos de producción ecológica
    2. Huevos de gallinas camperas
    3. Huevos de gallinas criadas en el suelo
    4. Huevos de gallinas criadas en jaulas
  5. Fecha de consumo preferente
  6. Consejos de almacenamiento
  7. Nombre o razón social
  8. Código del centro de embalaje autorizado





Los números que aparecen sobre la cáscara de los huevos constituyen un CÓDIGO que indica la forma de cría de las gallinas ponedoras, el país de origen y el número distintivo del productor.



Composición química y valor nutritivo de los huevos


Como habéis visto, el peso de los huevos abarca un rango amplio, entre los 45 y los 80 gramos.
Un huevo de 60 gramos aporta unas 85 kcal. 

El huevo es un alimento proteico. Las proteínas del huevo contienen todos los aminoácidos esenciales (aquellos que el organismo no puede sintetizar por si mismo y es necesario que los obtenga a través de la alimentación). Durante muchos años, las proteínas del huevo se tomaron como referencia para evaluar la calidad nutricional de las proteínas alimentarias. La mayor parte de las proteínas del huevo se encuentran en la clara.

La relación entre ácidos grasos poliinsaturados y ácidos grasos saturados es de 0'5, por lo que se considera aceptable desde el punto de vista nutricional. El huevo contribuye a satisfacer las necesidades de ácido linoleico, un ácido graso esencial que nuestro cuerpo no puede sintetizar.
Sobre el colesterol siempre ha sobrevolado una gran polémica en cuanto a su contenido en colesterol. En 1997 se llevó a cabo un estudio un riguroso estudio que mostraba que la ingesta de huevos no se relacionaba con un aumento del colesterol sanguíneo, esto podría deberse a la presencia de lecitina en el huevo, que disminuye la absorción intestinal de colesterol. Sin embargo, un estudio llevado a cabo en 2008 mostraba que el consumo de más un huevo al día podría aumentar el riesgo cardiovascular. Tal como dice Julio Basulto en esta entrada , es probable que las personas que ingieren una cantidad elevada de huevos, descuiden el aporte de alimentos de origen vegetal.




Pues bien, para aquellas personas que presentan elevados niveles de colesterol sanguíneo, problemas cardiovasculares, diabetes o antecedentes familiares de arteroesclerosis prematura, se recomienda moderar el consumo de huevos, especialmente de la yema que es la parte del huevo que alberga el colesterol. Pero esto no quiere decir que los tengan que eliminar de su dieta ya que es posible el consumo de 3 a 4 huevos a la semana si estos forman parte se una alimentación sana y equilibrada donde se priorice el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y se reduzca el consumo de alimentos ricos en grasas saturadas y grasas trans (bollería, embutidos, pastelería...), sodio y azúcares refinados. Vamos, lo que no nos cansaremos jamás de repetir los dietistas nutricionistas.
Respecto a los huevos DHA, no están carentes de colesterol, simplemente se alimenta a las gallinas con piensos enriquecidos con DHA ( ácido docosahexanóico) procedente de las algas. Este ácido graso poliinsaturado presenta una serie de propiedades que contribuyen a la disminución del riesgo cardiovascular.




El contenido en vitaminas de los huevos depende de la alimentación de la gallina. Destaca el aporte de vitamina A.

Respecto a los minerales, el huevo aporta principalmente calcio, potasio, sodio y fósforo.

El huevo es un alimento de fácil digestión. La digestibilidad del huevo aumenta respecto a tres parámetros: coagulación de la clara, batido, no coagulación de la yema. Por lo tanto, el huevo que más fácilmente se digiere es el pasado por agua, seguido del huevo en tortilla, frito, escalfado y, por último, crudo.

Otro dato a tener en cuenta es que el huevo apenas produce ácido úrico en el organismo, a diferencia de otros alimentos proteicos, por la ausencia de purinas.

Por último, para aquellos que piensen que consumir los huevos crudos les va ayudar a aumentar la musculatura, les dejo este artículo de Mi Dieta Cojea.



1. Gil Hernádez A, Ruíz López M.D. Composición y calidad nutritiva de los alimentos. 2º Edición. Editorial Médica Panamericana. 2010.
2. Instituto de Estudios del Huevo. El libro del huevo. 2013



mayo 06, 2013

Intolerancia a la lactosa



La intolerancia a la lactosa está presente en nuestro medio, sin embargo, mucha gente considera que es intolerante cuando en realidad no lo es. Muchas personas atribuyen síntomas de diversas patologías intestinales a la intolerancia a la lactosa sin haberse sometido a ninguna prueba. Algunos padres con intolerancia a la lactosa restringen la lactosa de la dieta de sus hijos pensando erróneamente  que si a sus hijos les dan lactosa pueden desarrollar la misma intolerancia que padecen ellos.




Para aclarar las dudas de los verdaderos intolerantes, de aquellos que sospechan serlo y de los que se han autodiagnosticado como intolerantes sin haberse sometido a ninguna prueba, he redactado este artículo.


¿Qué es la intolerancia a la lactosa?


La intolerancia a la lactosa se genera como consecuencia de la ausencia, total o parcial, de la enzima lactasa. Esta enzima, presente en el yeyuno,  tiene como función romper la lactosa, el carbohidrato más abundante en la leche. La lactosa es un disacárido, pues está compuesta por dos monosacáridos, la glucosa y la galactosa. Es necesario que la lactosa se rompa en estos dos monosacáridos para ser absorbida. 
Para que haya una adecuada metabolización de la lactosa, solo es necesario que la lactasas muestren una actividad del 50%.




En la semana 8º de gestación ya se puede advertir la actividad lactasa en la mucosa intestinal. La actividad lactasa alcanza su punto álgido al nacimiento.
En los seres humanos, al igual que en el resto de los mamíferos, es normal que, al finalizar el periodo de lactancia, disminuya la producción de lactasas. 
En aquellas sociedades que no consumen productos lácteos, la producción cae un 90% en los primeros cuatro años de vida. Sin embargo, en las sociedades donde el consumo de leche y productos lácteos ha sido habitual durante años (como la nuestra), se ha observado una mutación o cambio en el cromosoma 2 que permite mantener concentraciones de lactasas suficientes para asegurar una adecuada absorción de lactosa. Es por ello que la intolerancia a la lactosa a nivel mundial varía ampliamente en función de la etnia: entre los negros, los africanos, los indios americanos y los asiáticos es muy frecuente la intolerancia a la lactosa, mientras que los norteamericanos caucásicos y los europeos escandinavos apenas presentan esta patología.


¿Cuántos tipos de intolerancia a la lactosa existen?


Antes de nada, me gustaría señalar que la intolerancia a la lactosa, al igual que otras muchas intolerancias, no desencadena una repuesta del sistema inmune, mientras que las alergias si comprometen al sistema inmune.

Existen tres tipos principales de intolerancia a la lactosa:
  1. Déficit congénito de lactasa. Es un trastorno muy poco frecuente. Se nace sin la capacidad para digerir la lactosa.
  2. Intolerancia primaria a la lactosa. Es persistente. Está relacionada con factores genéticos, aunque suele ser inducida cuando un niño se cría en un ambiente en el que el consumo de productos lácteos es nulo.
  3. Intolerancia secundaria a la lactosa. Se trata de una intolerancia transitoria  a la lactosa en sujetos con un actividad normal de lactasa. Se suele producir como consecuencia de alteraciones intestinales, como gastrítis aguda, enfermedad celiaca, enfermedad inflamatoria intestinal... o por la toma de fármacos que alteran la microbiota intestinal.




¿Cómo podemos sospechar que padecemos intolerancia a la lactosa?


Hay una serie de signos y síntomas que nos harán sospechar que presentamos intolerancia a la lactosa, aunque estos se suelen presentar también como manifestación de otras patologías intestinales, por lo tanto, solo nos servirán para intuir una posible intolerancia, que se ratificará mediante un adecuado diagnóstico.

Estos síntomas se producen como consecuencia de la fermentación, por parte de las bacterias presentes en el colon,  de la lactosa no absorbida. La microbiota del colon rompe la lactosa en glucosa y galactosa y genera ácidos grasos de cadena corta, hidrógeno, dioxido de carbono y metano.

Los síntomas más frecuentes son distensión abdominal, dolor abdominal de tipo cólico, flatulencia, diarrea, esteatorrea (heces grasas), pérdida de peso, desnutrición, retraso en el crecimiento....


¿Cómo podemos verificar que presentamos intolerancia a la lactosa?


La prueba más utilizada es el Test de Hidrógeno Espirado. Como hemos visto, la lactosa no absorbida, es fermentada por las bacterias del colon las cuales generan, entre otros productos, hidrógeno, que se elimina por el aliento (es espirado).
Para llevar a cabo esta prueba, se administran 50 gramos de lactosa (cantidad de lactosa contenida en 1 litro de leche).Tras 3-6 horas se valora el hidrógeno espirado y si los valores son superiores a 20 ppm (partes por millón) respecto a los valores basales, el test se considera positivo.




Existen otras pruebas para su diagnostico, aunque se utilizan menos. Una de ellas consiste en llevar a cabo una biopsia en el intestino delgado. Se extrae una pequeña muestra de tejido intestinal y se observan las posibles alteraciones que pueden afectar a una malabsorción de lactosa.


Soy intolerante a la lactosa, ¿qué puedo hacer?


En primer lugar, debemos saber que la mayoría de los síntomas dependen de la cantidad de lactosa ingerida y que varían de una persona a otra. 

Tras un periodo inicial de eliminación de la lactosa de la dieta, se recomienda ir introduciendola paulatinamente y en pequeñas cantidades para comprobar la tolerancia. 

Muchos estudios coinciden en que la lactosa se tolera mejor si se distribuye su ingesta a lo largo del día y si se acompaña la toma de productos con lactosa con otros productos (por ejemplo, leche con pan o cereales).




La mayoría de las personas pueden tolerar entre 5 y 12 gramos de lactosa en una sola toma, cantidad equivalente a media taza de leche y a una taza de leche, respectivamente. Cuando la ingesta de lactosa se distribuye a lo largo del día en varias tomas, la cantidad tolerada puede ser mayor.

Se ha comprobado que la exposición continua a pequeñas dosis de lactosa provoca una cierta adapatación, lo que disminuye los síntomas intestinales.

Las mujeres con malabsorción de lactosa pueden presentar mejoras durante el embarazo, aunque esta condición se revierte tras el parto.


Alimentos que contienen lactosa


La lactosa está presente, principalmente, en productos lácteos. La leche, la nata, las salsas elaboradas con leche (bechamel), los helados y productos de pastelería elaborados con leche, los batidos ... tienen un alto contenido en lactosa (>5gramos). Se tolera mejor la leche entera que la desnatada, ya que la grasa presente en la misma ralentiza el vaciamiento gástrico, esto les da más tiempo a las lactasas para digerir la lactosa.

El yogur puede tolerarse mejor que la leche, ya que durante la fermentación de la leche para obtener el yogur, las bacterias transforman la lactosa en ácido láctico, reduciéndose el contenido en lactosa entre un 25 y un 50%. Lo mismo sucede con el queso. Sin embargo, es importante fijarse en el etiquetado de los yogures. Cuando la etiqueta del yogur o cualquier otro alimento indique que entre sus ingredientes hay lactosuero, suero o sólidos de la leche, la lactosa va a estar presente.




La mantequilla esta libre de lactosa. Esta es una molécula hidrosoluble que se pierde con el resto de compuestos hidrosolubles en la elaboración de la mantequilla, pues esta se elabora a partir de la parte grasa de la leche.

La lactosa también se puede encontrar en carnes procesadas, margarinas, cereales de desayuno, frutas secas, alimentos procesados, medicamentos... Por eso, es importante leer la etiqueta de los productos y presentar atención a los ingredientes que os he mencionado.

La industria alimentaria a creado alimentos pobres o libres de lactosa que reemplazan a los productos lácteos estándar, especialmente la leche.

En otros productos, la lactosa ya aparece hidrolizada, ahorrándole esa tarea a las lactasas de nuestro intestino.

Así mismo, se comercializan preparados de lactasa que se añaden a la leche y desdoblan las moléculas de lactosa, presentes en la misma, en glucosa y galactosa. Estos productos no están disponibles en todos los países.

Los lácteos son ricos en calcio y vitamina D, nutrientes necesarios para, entre otras cosas, un adecuado desarrollo óseo. Un adulto debe consumir entre 1000 y 1500 mg. al día de calcio, por lo que no se recomienda eliminar los productos lácteos, ya que son la fuente principal de calcio de nuestra dieta, aunque este también este presente en una cantidad importante en pescados que se comen enteros y, por tanto, consumimos su espina (sardinas en escabeche, anchoas enlatadas..) y en cereales enriquecidos.


1. Oliveira Fuster G. Manual de nutrición clínica. Ed. Díaz de Santos. S.A. 2000
2. Shaukat A. Levvit M.D. Taylor B.C. McDonal R.Shamllyan T. A. Kane R.L. and Wilt T.J. Systematic Review: Effective Management Strategies for Lactosa Intolerance. Annals of Internal Medicine. 2013. 152 (12)
3. Zugasti Murillo, A. Intolerancia alimentaria. Endocrinología Nutricional. 2009. 56 (5). 241-50
4. Suchy F.J. Brannon P.M. Carpenter T.O. Fernández J.R. Gilsanz V. Gould J.B. Hall K. Hui S.L. Lupton J. Mennella J. Miller N.J. Osganian S.K. Sellemeyer D.E. and Wolf M.A. National Institutes of Health Consensus Development Conference: Lactose Intolerance and Health. Annals of Internal Medicine. 2010.152: 792-97.