diciembre 27, 2011

Vitaminas liposolubles (A,D,E,K)



Las vitaminas son sustancias orgánicas necesarias para el normal funcionamiento del organismo. Se incluyen en el grupo de micronutrientes porque, a diferencia de los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas, se necesitan en cantidades mucho más pequeñas. En el grupo de mirconutrientes también se incluye a los minerales, pero estos, a diferencia de las vitaminas, son compuestos inorgánicos.

Las vitaminas en función de su solubilidad se clasifican en:
  • Hidrosolubles: son solubles en agua, un exceso no provoca un problema en el organismo, ya se eliminan por la orina. Son las vitaminas del grupo B y la vitamina C.
  •  Liposolubles: en exceso pueden ser perjudiciales para el organismo ya que se almacenan en el tejido adiposo. Son la vitamina A, E, D y K.

Tanto las vitaminas hidrosolubles como liposolubles, si se encuentran en un nivel por debajo del requerido por el organismo, pueden generar enfermedades.

En esta entrada nos centraremos en las vitaminas liposolubles.



VITAMINA A

Se denomina vitamina A a los compuestos que presentan la actividad biológica del retinol, como los retinoides y los carotenoides con actividad provitamínica A. Los carotenoides generan retinoides y de estos, unos 50 producen retinol. A los carotenoides se los conoce como provitamina A por esta razón y el más activo es el β caroteno.

La vitamina A esta presente en los alimentos en diferentes formas:
                Retinoides: tejido graso de los animales (hígado, anguila, angula, mantequilla, huevo, congrio, quesos grasos, almejas, berberechos,)
                Carotenoides: en los pigmentos de muchas plantas, principalmente en las de color amarillo, naranja, rojo y verde. (zanahoria, pimiento, espinacas, calabaza, col, melocotón, mango).






Las dietas son un bajo contenido en grasa, suelen ser deficientes en vitamina A, aunque hay que recordar que cada vez más se añade vitamina A a diferentes alimentos, como es el caso de la leche desnatada. Las personas con problemas intestinal, obstrucción en los conductos biliares (las sales biliares son indispensables para absorber la vitamina A)
El almacenamiento de esta vitamina se hace en el hígado, aunque los β carotenos se almacenan en la grasa humano, aportándole ese color amarillento. A mayor edad, mayor cantidad de vitamina A, aunque esto depende de la ingesta y la absorción de la misma. El aumento de vitamina A en los tejidos, especialmente el vascular, puede formar parte de un proceso autorregulado por parte del organismo para contrarrestar los efectos negativos que produce el envejecimiento.

En general, de la vitamina A ingerida por la dieta:
                10% no es absorbida
                18-37% se excreta por la heces
                38- 60% se excreta por la orina
                18-39% aparece como CO2 en la respiración
                El resto se almacena en el hígado

Algunos factores, además de la ingesta, pueden condicionar el déficit de vitamina A. Algunos estudios han observado que una exposición excesiva a la luz solar produce una degradación de los carotenoides. Los fumadores presentan niveles inferiores de vitamina A que los no fumadoras y las infecciones y el estrés pueden provocar una mayor excreción de vitamina A.
Un déficit de vitamina A, provoca, entre otras cosas:
  • El déficit de vitamina A provoca ceguera nocturna, si nos lleva más de un minuto ajustar nuestra visión en  un teatro a oscuras, es posible que la padezcamos.
  • Aumento de la susceptibilidad a las infecciones, ya que, provocado por un déficit de vitamina A, se produce una pérdida la integridad de la mucosa. Se producen alteraciones en la inmunidad celular y un déficit de vitamina A conlleva el desencadenamiento de respuestas inflamatorias.
  • Las células epiteliales secretoras de mucosidad tienden a ser sustituidas por células escamosas y queratinizantes. Por ello,  algunos epitelios, como el de la vagina o la tráquea se pueden ver gravemente afectados.  Ante un déficit de vitamina A, se puede producir hiperqueratosis folicular, generado por un tapón de queratina en la salida de los folículos pilosos, provocando que la piel se vuelva seca, áspera y escamosa.
  • Se afecta el crecimiento de los niños y a la formación de huesos y dientes.
  •  Disminución de la fertilidad y alteraciones en la reproducción.
  •  Un déficit de vitamina A puede desencadenar anemias.
  • Se pueden formar cálculos renales por la queratinización del epitelio del tracto urinario.

Pero hay que tener en cuenta que un exceso de vitamina A también es perjudicial para el organismo. Puede provocar efectos nocivos en los órganos que la metabolizan (ojos: visión borrosa, huesos: osteoporosis e hígado). Además, altos niveles de vitamina A en embarazadas, que no se adquirirían por la dieta, si no mediante suplementación cuando no fuese necesaria, podrías producir malformaciones fetales. También se ha observado el efecto adverso de la suplementación con β carotenos en personas fumadoras, en las cuales aumenta la incidencia de cáncer de pulmón.



VITAMINA D

La vitamina D se encuentra presente en organismos primitivos, como el fitoplacton, del cual se alimenta el pescado azul, lo cual explica que sea la principal fuente dietética de la misma.

La vitamina D apenas se ingiere por la dieta, es necesaria una exposición a la luz ultravioleta para que se active su producción. En el momento en que se alcanza 20.000 unidades de vitamina sintetizadas a través de la exposición a la luz solar, la propia radiación ultravioleta la degrada la vitamina adicional producida y limita la producción.


La vía metabólica de la vitamina D se expone a continuación. El dehidrocolesterol es un metabolito del colesterol que se porduce en el hígado y es exportado a la piel. Mediante la exposición solar, se puede sintetizar vitamina D a partir del mismo. El calcitrol es la forma activa de la vitamina D.            
Hay que destacar, que recientemente se ha visto que el calcitrol se produce en otros tejidos extrarenales y es este calcitrol, el que no se genera en el riñón el que interviene en varias funciones en relación con el cáncer, la regulación del sistema inmunitario… mientras que el calcitrol que se produce en el riñón se destina para el metabolismo óseo.

La principal fuente de vitamina D es la endógena, es decir, la exposición a la luz solar, aunque hay varios factores que pueden reducir el rendimiento de este proceso. El factor que tiene más importancia en la generación de la luz solar es el ángulo de incidencia de la radiación solar, el cual este influenciado por la latitud, la hora del día y la estación del año.
La vitamina D es abundante en productos animales, como se ha dicho antes, los pescados marinos grasos (salmón, sardinas…) son la principal fuente dietética, aunque también se encuentra  los aceites de hígado de pescado ( ceite de hígado de bacalao) y en menor cantidad en los huevos, en la carne de ternera, en la mantequilla y en los aceites vegetales. Muchos alimentos están fortificados en vitamina D, es decir, se les añade vitamina D para asegurar una ingesta adecuada, como las margarinas o los cereales.



Actualmente, el déficit de vitamina D se relaciona con problemas de diferente índole. El raquitismo (caracterizado por deformaciones esqueléticas) y la osteomalacia (caraterizada por un debilitamiento de los huesos) están relacionados desde antiguo con el déficit de vitamina D. sino que se ha relacionado con el desarrollo de numerosas enfermedades autoinmunes: enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes mellitus tipo 1, esclerosis múltiple, artritis reumatoide… La psoriasis prodía estar también relacionada con un déficit de vitamina D. También se ha relacionado el déficit de vitamina D con el sobrepeso, la hipertensión, la resistencia a la insulina, la enfermedad cardiovascular, aunque hay que aclarar que son necesarios más estudios para confirmarlo.
A pesar de todo lo anterior, los dermatólogos no recomiendan una mayor exposición solar, que como todos sabemos, se relaciona con una mayor incidencia de cáncer cutáneo, pues como dice el dicho “a veces es peor el remedio que la enfermedad”.



VITAMINA E

La vitamina E es un potente antioxidante. En su estado natural tiene ocho formas diferentes de isómeros, cuatro tocoferoles y cuatro tocotrienoles, para los cuales existen formas alfa, beta, gamma y delta.

La vitamina E es muy importante en el mantenimiento de la función del sistema nervioso y el músculo esquelético. Además, se ha observado que aquellos individuos con bajos niveles plasmáticos de vitamina E tienen un riesgo más elevado de padecer cáncer de pulmón si son varones y de mama si son mujeres. Parece ser que una ingesta elevada de vitamina E reduce el riesgo a padecer cáncer de colón. Sin embargo, son necesarios más estudios para ratificar estos hechos.

Las fuentes alimentarias de vitamina E son los aceites vegetales (soja, maíz..) y los porductos derivados de estos aceites como margarinas y mayonesas. El germen de trigo, los pescados azules, las nueces, las pepitas de girasol y otros cereales son ricos en vitamina E.






Un déficit de vitamina E provoca síntomas relacionados con la falta de protección antioxidante.  Las condiciones que intervienen en la normal digestión, la absorción o el transporte de grasa proveniente de la dieta se han relacionado con niveles bajos de vitamina E sérica. En aquellas personas con enfermedad celiaca o fibrosis quística, las concentraciones séricas de vitamina E pueden estar un 2% por debajo de lo normal. En individuos sanos, que presentan condiciones nutricionales normales, no se ve prácticamente nunca un déficit de vitamina E.
La deficiencia de vitamina E puede mejorarse mediante la administración exógena de dicha vitamina.

Una dosis de vitamina E por debajo de 1000mg/ día se considera segura y no se ha observado hipervitaminosis ni siquiere después de la administración de dosis elevadas durante muchos años, aunque ahora parece ser que una cantidad excesiva de antioxidantes ejerce el efecto contrario al deseado.



VITAMINA K

La vitamina K comprende un conjunto de compuestos denominados quinonas. A este grupo pertenece:
  •  La filoquinona (vitamina K1) presente en las plantas.
  •  La melaquinona (vitamina K2) presente en los alimentos de origen animal y que el organismo humano sintetiza por medio de las bacterias intestinales.
  • La menadiona sintética (vitamina K3)

Como las anteriores vitaminas liposolubles su absorción intestinal depende de una determinada cantidad de grasa dietética, de las sales biliares y de los jugos pancreáticos. A través de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) se transporta desde el hígado, al cual llega desde el intestino, a otros tejidos extrahepáticos.

Esta vitamina resulta esencial para la coagulación sanguínea y participa en la formación ósea.

Fuentes de vitamina K:
  • La filoquinona se encuentra en los alimentos de origen vegetal, especialmente las verduras de hoja verde (espinacas, acelgas, coles de Bruselas…). También se encuentra en aceites vegetales, especialmente el de soja, canola  y oliva.
  • La menaquinona esta presente en pequeñas cantidades en la yema de huevo, mantequilla y queso.





La vitamina resiste a los métodos de cocción ordinarios y no se pierde en el agua de cocción, ya que es liposoluble. Pero es sensible a la luz y al calor.
Ya que las bacterias intestinales sintetizan vitamina K, parece que esta fuente cubre la mitad de las necesidades de este vitamina.

El déficit de vitamina K es muy poco frecuente en adultos, aunque se le asocia a enfermedades intestinales que cursan con malabsorción de grasa, como la colitis ulcerosa, la enfermedad celiaca y aquellas personas que toman antibióticos de manera crónica, ya que estos medicamentos destruyen las bacterias intestinales productoras de este vitamina. El  déficit de vitamina K se relaciona con osteoporosis y densidad ósea disminuida.

La toxicidad por esta vitamina es muy rara, ya que se excreta más rápido que otras vitaminas liposolubles.


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