marzo 31, 2012

Malabsorción de fructosa


La fructosa es un monosacárido que se encuentra en la dieta en tres formas, principalmente:

  • Fructosa libre presente en frutas y en la miel

  • Componente del disacárido sacarosa (glucosa + fructosa)
  • Como fructanos, que son cadenas de fructosa con una molécula de glucosa terminal. Los fructanos no se absorben ni se digieren en el intestino delgado. El número de moléculas de fructosa determinará la longitud de los mismos.  Los fructanos de cadena corta (fructooligosacáridos) se suelen fermentar más rápidamente que aquellos de cadena larga (inulina)

La fructosa se está utilizando cada vez más en la industria alimentaria debido a dos hechos: se ha diseñado un proceso a nivel industrial que permite convertir la glucosa del almidón de maíz en fructosa y se ha visto que la fructosa es el más dulce de los azúcares.




Por otro lado, se ha visto que en un porcentaje considerable de sujetos sanos existe una  absorción incompleta de fructosa lo que provoca diarrea y dolor cólico abdominal tras la ingesta de una determinada cantidad de este monosacárido. La prevalencia de malabsorción de fructosa en sujetos sanos oscila entre 40-90% tras la ingesta de 50 g de este hidrato de carbono. La malabsorción de fructosa viene determinada tanto por la dosis como por la concentración. Hay que resaltar que la capacidad de absorción de este azúcar varía considerablemente entre individuos.  

Sin embargo, se debe reseñar que la ingestión de fructosa en forma de sacarosa no se acompaña de malabsorción apreciable en este tipo de sujetos y que la adicción de glucosa a las soluciones de fructosa facilita la absorción de fructosa, aunque esto depende de la dosis. 


Parece ser que existen dos mecanismos diferentes de absorción de la fructosa:
  1. Transporte estimulado dependiente de la dosis de fructosa que se ve facilitado por la presencia de glucosa en la luz intestinal. El transportador que lleva a cabo esta acción, GLUT 5, tiene una elevada afinidad por la fructosa, podría absorber hasta 50 gr de fructosa  administrados de forma única tanto si se aporta como sacarosa como si se hace en forma de fructosa libre.
  2. Parece ser que cuando la cantidad de fructosa supera la de glucosa, existe un segundo mecanismo de transporte facilitado independiente de la glucosa. Solo podría facilitar la absorción de cantidades inferiores a 5 g de fructosa administrada de forma única en individuos sanos.  Esta hipótesis necesita un mayor estudio.
Para entender la absorción de fructosa, hay que tener en cuenta algunos principios fisiológicos de la misma:

  • La fructosa, ya que es un monosacárido, no necesita sufrir ningún proceso para ser absorbido. Su absorción es directa.



  • Cuando la fructosa se absorbe como sacarosa, este se rompe en glucosa y fructosa gracias a las enzimas del intestino. Como se ha dicho, el transporte de fructosa se ve facilitado por la presencia de glucosa. Por tanto, la fructosa dada como sacarosa (glucosa + fructosa) suele ser bien tolerada.
  • Ya que en presencia de glucosa, se facilita la absorción de fructosa, el exceso de fructosa que se ingiere en relación con la glucosa puede que sea el principal desencadenante de la malabsorción.
  • Algunos aminoácidos también facilitan la absorción de fructosa.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que los pacientes que presentan malabsorción de fructosa, suelen presentar también problemas en la absorción del sorbitol. Este es un polialcohol con una estructura similar a la fructosa, lo que puede determinar que compitan por el mismo transportador intestinal. Se suele utilizar como edulcorante en aquellos productos sin azúcar y se utiliza como aditivo en la industria alimentaria y farmacéutica.

Cuando la fructosa y  el sorbitol  que no han sido absorbidos en el intestino delgado alcanzan el colón, son fermentados por las bacterias allí presentes y se producen ácidos grasos de cadena corta (principalmente, acetato, propionato y butirato) y gas (hidrógeno, CO2 y metano). La aparición de diarrea o síntomas de flatulencia depende en parte del equilibrio entre la producción y la eliminación de estos productos de la fermentación. Los ácidos grasos de cadena corta son absorbidos con rapidez por la mucosa colónica, a su vez, favorecen la absorción de agua y electrolitos y actúan como fuente de energía tanto para el colonocito como para el organismo en general. 

Por lo tanto, la diarrea se produce cuando:
  • La velocidad de llegada de fructosa o sorbitol al colón es superior a la velocidad de fermentación bacteriana de estos azúcares. Esto provoca una sobrecarga osmótica en el colón y la aparición de diarrea.
  • Cuando la capacidad de fermentación por parte de las bacterias del colón se encuentra disminuida, lo cual provoca una menor producción de ácidos grasos de cadena corta y se reduce la capacidad de absorción de agua y electrolitos. 

TRATAMIENTO DIETÉTICO

La estrategia dietética consistiría en evitar los alimentos con:
  •  Un alto contenido en fructosa libre.
  • Fructanos de cadena corta que son inulina, fructooligosacáridos y oligofructosa.  
  • Sorbitol
Dando preferencia a los alimentos en los cuales el contenido en glucosa es superior al de fructosa o está balanceado e ingerir glucosa libre para balancear el exceso de fructosa libre.

A continuación se indican los alimentos que se podrían consumir con seguridad  y aquellos que se deberían evitar.

ALIMENTOS CUYO CONSUMO ES SEGURO

1. Tubérculos: patatas viejas (más abajo se explica el porqué).
2. Cereales: las harinas y sémolas de trigo, avena, maíz, centeno y arroz, así como los alimentos elaborados con ellas (siempre y cuando en estos alimentos no haya un ingrediente a evitar). Pan blanco y pasta. Fécula de patata.
3. Vegetales: suelen depender de la persona. La acelga, las espinacas, las endivias, las setas, la escarola no suelen dar problemas. Las coles (berza, col, coliflor), la lechuga, el pepino.... si se consumen en pequeñas cantidades pueden ser tolerados.
4. Frutas: en pequeñas cantidades y de forma ocasional, algunas personas toleran las aceitunas, los aguacates, los limones y las limas.
5. Lácteos: la leche, la leche en polvo sin fructosa, el yogur que no contenga ni frutas ni fructosa, los quesos y la nata.
6. Carnes, huevos y pescados: Si son frescos presentan problema. Los embutidos caseros tampoco, aunque hay que prestar atención a su composición.






7. Legumbres: las alubias, los guisantes, los garbanzos y las lentejas se deben consumir con moderación.
8. Edulcorantes: el jarabe de glucosa, la glucosa, la sacarina, el aspartamo, el ciclamato.
9. Postres y galletas: se pueden consumir aquellos en los que se empleen los edulcorantes arriba citados, siempre y cuando no contengan algun ingrediente de los "no permitidos".
10. Bebidas: agua, té, infusiones, café.
11. Condimentos y salsas: las especias y hierbas aromáticas, la sal, el vinagre, la mostaza, las levaduras.
12. Aceites y grasas: los aceites vegetales, la mantequilla y la margarina.



ALIMENTOS QUE SE DEBEN EVITAR

1. Tubérculos: el consumo de patatas nuevas debe ser moderado.
2. Cereales: las harinas y cereales integrales y la harina de soja.
3. Vegetales: practicamente todos excepto los indicados arriba.
4. Frutas: se deben evitar todas las frutas excepto las indicadas arriba, aunque suele haber variaciones interpersonales.





5. Lácteos: la leche condensada, los batidos de leche, el helado comercial, los yogures con frutas, con vainilla o saborizados. Hay que prestar atención a la leche y yogures de soja, también se deben evitar.
6. Carne, huevos y pescados: se debe comprobar el etiquetado de estos productos procesados y evitar aquellos con sacarosa, fructosa, sorbitol.
7. Legumbres: exceptuando aquellas ya mencionadas anteriormente, es mejor evitar el resto de legumbres.
8. Edulcorantes: la miel, la fructosa, el sorbitol, la sacarosa.
9. Postres y galletas: comprobar el etiquetado de todos los helados comerciales, sorbetes, polos, productos de pastelería y bolleria, las galletas comerciales, las pastas. Aquellos elaborados con fructosa, sacarosa o sorbitol se deben evitar. Prestar especial cuidado a aquellos calificados como "dietéticos", "para diabéticos" o "sin azúcar".
10. Bebidas: las bebidas hechas a base de frutas, con sacarosa, fructosa o sorbitol se deben evitar.
11. Salsa y condimentos: ketchup y salsas industriales con fructosa o cualquier elemento que las contenga.
12. Aceites y grasas: prestar atención a los aderezos con fructosa y sacarosa (industriales).

Por otro lado, se deben prestar atención a una serie de datos que pueden contribuir a que el seguimiento de estas pautas sea más ameno, como son:

  • Las patatas nuevas presentan un contenido mayor en fructosa que las viejas. Las patatas son ricas en inulina.
  • Es recomendable consumir pan de centeno, ya que, aunque como el trigo, pose fructanos, estos son de cadena larga y su efecto osmótico es menor. Los productos elaborados con maíz (cereales del desayuno), cebada, avena… se pueden consumir con normalidad. El arroz, las semillas de lino, de amapola y el sésamo se puede consumir sin problemas. Hay que tener en cuenta que los cereales integrales contienen más fructosa que los no integrales.


  • Las verduras con un bajo contenido en fructosa son principalmente: brécol, apio, berros, acelgas, espinacas, escarola.
  • Las verduras cocinadas suelen tener un mayor contenido en fructosa que las crudas.
  • Es preferible tomar la fruta lo menos madura posible, ya que presenta una menor cantidad de azúcares libres.
  • Es importantísimo leerse el etiquetado de los alimentos para no elegir aquellos que contengan fructosa, sorbitol o inulina y  fructooligosacáridos. Aquellos productos etiquetados como “sin azúcar” “dietéticos” o “para diabéticos” suelen contener fructosa o sorbitol.  
  • El jarabe de maíz rico en fructosa y lo alimentos elaborados con él se deben evitar. El jarabe de maíz que no es rico en fructosa no es problemático ya que es rico en glucosa.
  • Es necesaria la suplementación de la dieta con vitamina C ya que las fuentes que la contienen están limitadas.
  • Algunos medicamentos, como antibióticos, suplementos vitamínicos… contienen fructosa o sorbitol, por lo tanto, hay que elegir aquellos que no posean estas sustancias.

marzo 26, 2012

Dieta para reducir los niveles de ácido úrico en sangre



El ácido úrico es el producto final del metabolismo de las purinas. Las purinas (adenosina y guanosina) son componentes de los ácidos nucléicos, por lo tanto, forman parte de absolutamente todas las células.

El ácido úrico cristaliza fácilmente. En el pH habitual de la orina (5-7) el ácido úrico se encuentra en forma de uratos, que son más solubles.  

El organismo produce suficiente número de purinas como para satisfacer sus propias necesidades. Sin embargo, en pacientes críticos (quemados, por ejemplo), parece ser que deberían ser aportadas por la dieta y en las formulas por vía enteral. La cantidad de purinas que se aportan a través de la dieta no aumenta la cantidad total de purinas del organismo, ya que la mayor parte son catabolizadas a uratos tras su absorción. 

Cuando el ácido úrico se encuentra en altas concentraciones en el organismo, se habla de hiperuricemia. Las hiperuricemias pueden dar lugar a diferentes cuadros patológicos, de estos, el más prevalente es la gota. En esta enfermedad, el ácido úrico se encuentra en altas concentraciones en el organismo, lo que conduce a su precipitación en diferentes tejidos. Si precipita en las articulaciones, provoca artritis. Puede favorecer también el desarrollo de nefropatías asociadas y la formación de cálculos renales.




Se considera que el nivel de ácido úrico seguro es inferior a 6 mg/dl en sangre.
El aumento de los niveles sanguíneos de ácido úrico está condicionado por varias cosas. Se han descrito factores genéticos que aumentan la oferta catabólica de purinas o que disminuyen la aclaración de uratos. Un aclaramiento reducido de uratos se puede dar en situaciones de insuficiencia renal, hipertensión arterial, frente al uso de algunos fármacos o asociado a la producción de ciertos metabolitos ( ácido láctico, cuerpos cetónicos) y hormonas (angiotensina y vasopresina). Por otro lado, la oferta catabólica de purinas también se ve aumentada por la obesidad, el consumo de alcohol, el ejercicio físico exagerado, la ingesta elevada de purinas, la quimioterapia antineoplásica

Se ha visto que la hiperuricemia constituye un signo de resistencia insulínica asociada a la obesidad. La reducción de peso en estos pacientes se asocia a una disminución en los niveles de ácido úrico sanguíneo.  Así mismo, se ha señalado que el incremento de ácido úrico plasmático constituye un factor de riesgo cardiovascular.


DIETA PARA LA HIPERURICEMIA

La dieta pobre en purinas disminuye ligeramente las concentraciones de ácido úrico en sangre. Es importante considerar la reducción de peso (en el caso de sobrepeso u obesidad) y la  reducción en el consumo de alcohol.



Si los niveles de ácido úrico en sangre se sitúan por encima de 9 mg/dl es necesario el uso de fármacos que inhiben el catabolismo de las purinas. A pesar de ello, el tratamiento farmacológico debe complementarse con un tratamiento dietético. Durante las crisis de gotas debe utilizarse una dieta que elimine la mayor cantidad de fuentes de purinas. Superada la crisis, se retomará una dieta equilibrada.

Las purinas se encuentran en las vísceras animales, algunos pescados como anchoas, sardinas o arenques, en los extractos de carne, las conservas de marisco (especialmente las de mejillones) y algunas carnes (costilla de vacuno y cordero).

Por otro lado, hay alimentos que apenas presentan purinas o lo hacen en una cantidad despreciable, como son el arroz, los cereales de desayuno, las frutas y verduras (excepto las espinacas, espárragos, acelgas, champiñón, coliflor y setas y hongos), la leche y sus derivados (excepto los quesos maduros), el huevo, aceites y miel.


Además, aquellas personas con niveles altos de ácido úrico, además de adecuar las calorías ingeridas a sus necesidades, disminuir el consumo de alimentos ricos en purinas y de alcohol, deberían evitar periodos de ayuno prolongado y beber abundante agua


marzo 17, 2012

Alimentación sana y divertida


El período preescolar abarca desde los 3 hasta los 6 años de edad. A partir de los 6 años y hasta la adolescencia, el niño está en edad escolar.
Este es un periodo de crecimiento estable, con menores necesidades energéticas para el crecimiento que la etapa anterior y la posterior. El grado de madurez de órganos y sistemas es equiparable al del adulto. Además, existe una gran variabilidad individual en el grado de actividad física, lo cual va a determinar las diferencias en las necesidades energéticas de cada individuo.
Por otro lado, en esta etapa los niños comienzan a ir al colegio.La escolarización les permite adquirir un cierto grado de autonomía en su alimentación. Además, los niños empiezan a estar muy influenciados por la televisión, en la cual ven anuncios que les condicionan en la elección de los alimentos.




Teniendo en cuenta todo lo anterior,  se puede decir que en  esta etapa se consolidan los hábitos alimentarios. Debido a que la socialización del niño va a ir aumentando con la edad y, por tanto, sus hábitos alimentarios se van a ver muy influenciados por su entorno social, es necesario que la familia le inculque unos hábitos alimentarios saludables. Pero además, la escuela le debe ofrecer la información suficiente para que este sepa modificarlos en caso de que los hábitos alimentarios instaurados por la familia no fuesen los correctos. Por ello es importante que se implanten programas de educación nutricional en preescolar y primaria.

La dieta de los niños entre 3 y 10-12 años debe seguir una serie de pautas:
  • Los niños en esta edad deben tomar entre 1,5 y 2 litros de agua al día. Es importante el consumo de frutas y verduras, ricas en agua, así como sopas y caldos, zumos naturales, leche... sin embargo, aunque su dieta sea rica en estos alimentos, es importante que tomen entre 4 y 6 vasos de agua al día.
  • Las calorías que debe aportar la dieta, en estas edades, están muy condicionadas por el patrón de actividad física de los niños. A partir de los 10 años, las necesidades calóricas también se ven influenciadas por el sexo.
  • El perfil de nutrientes de la dieta es idéntico al de un adulto, es decir:
    • Más o menos, el 50% de las calorías ingeridas deben proceder de hidratos de carbono complejos (pan, arroz, pasta, cereales). Se deben evitar los zumos no naturales, ricos en azúcares, y otros productos ricos en carbohidratos simples (dulces, bollería industrial)
    • Aproximadamente, el 30% de las calorías de la dieta deben aportarse en forma de grasa. Es importante reducir la grasa saturada (presente en carnes grasas, embutidos, bollería industrial) y aumentar la ingesta de aceite de oliva, aceites vegetales, frutos secos y pescado azul.
    • Las proteínas deben suponer un 15-20% de las calorías totales . En España se llevan a cabo dietas muy ricas en proteínas. Es importante combinar el aporte de proteínas animales (huevos, carne, pescado) con el aporte de proteínas procedentes de las legumbres y  los cereales.
  • Es muy importante que los niños desayunen ya que durante la mañana llevan a cabo una actividad física e intelectual muy importante. Además, se recomienda que tomen un tentempié por la mañana y que merienden. La comida no debe ser muy abundante, para evitar la somnolencia postpandrial y la cena debe ser ligera y en ella se introducirán los grupos de alimentos que el niño no haya tomado durante la comida, especialmente, si come fuera de casa.
  • La dieta debe ser variada, por eso, hay que tener en cuenta la frecuencia con la que deben ingerir los diferentes grupo de alimentos, que es idéntica a la recomendada para una persona adulta sana. Por eso, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición ha elaborado la pirámide de la estrategia NAOS, para que sirva como referencia a niños y adultos de como deben alimentarse.


Esta pirámide esta dividida en tres estratos. Tiene forma de vela de barco sobre una ola de agua, lo cual representa la DIETA MEDITERRÁNEA. Esta forma de alimentación, que hasta hace bien poco se llevaba a cabo en España, se relaciona con una mayor longevidad, menor riesgo de diabetes, de enfermedades cardiovasculares y de cáncer.
Niveles de la pirámide:

  • Estrato verde (varias veces al día) se debe consumir verduras, frutas y hortalizas (5 veces al día, como mínimo) tubérculos, cereales no refinados o integrales, lácteos (2 -4 porciones al día, evitando en la medida de lo posible los quesos con alto contenido en sal) y aceite de oliva, tanto para cocinar como para aliñar las ensaladas. Además, hay que llevar una vida activa, hay que caminar a diario, siempre que sea posible para desplazarse de un sitio a otro o, en su defecto, usar la bicicleta, subir escaleras, pasear al perro …


  • Estrato naranja (varias veces a la semana): los alimentos de este nivel son ricos en proteínas, necesarias para el adecuado crecimiento y desarrollo. Las proteínas de la carne, el pescado y los huevos son de muy alta calidad, pero lo que diferencia a estos alimentos es su contenido en grasa. La grasa del pescado azul y la del pollo es principalmente, insaturada, pero la de ternera, la de cordero y la de cerdo es más saturada, por lo que hay que moderar el consumo de estos últimos a favor de los primeros. Los embutidos, ricos en grasas saturadas, colesterol y sodio, no deberían tomarse con frecuencia. Las legumbres son alimentos proteicos, pero carecen de algunos aminoácidos esenciales. Si se mezclan con cereales, están carencias se ven compensadas y obtenemos un plato rico en proteinas de alta calidad, bajo en grasa, rico en fibra, minerales y vitaminas. Los frutos secos, que también se incluyen en este grupo, son ricos en grasa, pero en grasa insaturada, muy beneficiosa para el control de los niveles sanguíneos de colesterol y triglicéridos. Además, es necesario complementar la práctica de actividad física diaria con algún deporte. La práctica continuada de deporte 2 o 3 veces a la semana durante 30 a 60 minutos (correr, nadar, jugar al tenis, bailar) permitirá a los niños mantener sano su corazón y fortalecer sus huesos y músculos.


  • Estrato rojo (ocasionalmente):  los alimentos contenidos en este nivel suelen ser ricos en grasas saturadas, azúcares y sal (alimentos precocinados, palomitas, hamburguesas, zumos no naturales, dulces y bollería industrial, refrescos). Su consumo debe ser muy escaso. Además, hay que reducir las horas que nos pasamos sentados al día, sin tener en cuenta las que dedicamos a trabajar, ir al colegio, hacer los deberes. Sin embargo, es conveniente disminuir el número de horas que los niños dedican a ver la televisión, jugar a videojuegos, navegar por internet…


Para que nuestro organismo este sano es necesario que le aportemos entre 4 y 8 vasos de agua al día, ya que esta representa más de la mitad del peso de nuestro cuerpo. Es especialmente importante aumentar el consumo de agua ante el aumento de las temperaturas (verano), en climas cálidos, mientras se realiza un deporte. Uno de los grupos en los que se debe hacer un especial hincapié en el consumo de agua son los niños, que a veces no son capaces de manifestar que tienen sed (niños pequeños).





     Pese a todo lo anterior, muchas familias ven dificultades a la hora de aplicar estas pautas a la alimentación diaria de sus hijos. Por eso, hay que os dejo algunos consejos muy fáciles de aplicar para hacer que la dieta de los niños sea equilibrada y les permita crecer sanos:
  •      Es importante que los niños se levanten pronto para que tengan tiempo suficiente para desayunar. Si les cuesta desayunar, se puede añadir pan migado a la leche, para que se deshaga y solo con beber la leche, ya tomen en ella cereales. Si se opta por cereales infantiles hay que elegir aquellos que tengan un perfil nutricional adecuado (bajos en grasa saturada y colesterol, con fibra, una baja cantidad de azúcares y enriquecidos en vitaminas y minerales), ardua tarea, por cierto. Otra opción es hacerles un batido con leche, copos de avena o muesli y una pieza de fruta.

  •      Es cierto que los niños son reticentes a probar ciertos alimentos, por eso, para que su dieta sea variada hay que procurar que comer para ellos sea un acto divertido. Por eso, podemos jugar con los colores de los alimentos y combinarlos para que les resulten atractivos. Por ejemplo, podemos hacer una sopa de verduras en las que elijamos verduras de muchos colores (maíz, zanahoria, pimiento rojo, espinacas). También se puede utilizar la forma de los alimentos como un recurso visual que les haga más atractivo el propio plato. 

  •      Por otro lado, hay niños que solo quieren comer un determinado tipo de alimentos. No hay problema, podemos hacer que esos platos que ellos prefieren contengan alimentos muy variados. Por ejemplo, podemos hacer pizzas caseras, comprando la masa o haciéndola en casa y añadiéndoles verduras, atún, tomate natural y queso. También se puede preparar un plato de pasta o de arroz con salsa de tomate, pero esa salsa de tomate la podemos elaborar nosotros en casa con muchas verduras (cebolla, calabacín, pimiento,tomate) y triturarla, tendrá el color rojo de la salsa de tomate pero estarán tomando un gran numero de verduras.
  •     Otro pequeño truco es camuflar ciertos alimentos o hacerlos pasar por otros. Es decir, en lugar de hacer unas albóndigas con carne, se pueden hacer con pescado picado muy fino. Los pasteles de verduras son una manera estupenda de que el niño coma verduras sin que se entere y lo mismo pasa con los purés, en los cuales podemos integrar todo tipo de alimentos (legumbres, verduras, pescado).
  •      Las brochetas de fruta, la macedonia, las gelatinas con fruta .... son formas variadas y divertidas de comer fruta.

  •     Por último, quiero destacar la importancia de hacer participes a los niños en la elaboración de los menús. Se divertirán y entrarán en contacto con los alimentos. Esto les ayudará a ver que la alimentación es una manera de divertirse.



marzo 03, 2012

Menos sal, más salud


En España, mueren cada año 65.000 personas por enfermedad coronaria e ictus cerebrales. Otras muchas afectadas por estas patologías no mueren, pero sufren secuelas crónicas muy graves. 
La hipertensión arterial causa un 45% de los infartos de miocardio y un 50% de los ictus cerebrales según la Agencia de Española Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). 

Una de las causas principales de hipertensión arterial es el consumo excesivo de sal. La sal común o sal de mesa está compuesta por cloruro sódico (cloro (Cl) y sodio (Na)). Es el sodio de la sal lo que provoca el aumento de la tensión arterial. El sabor salado de la sal lo da el ión cloro.
Obviamente, la sal es importante y no debe ser suprimida de nuestra dieta. Sin embargo, en España, el consumo de sal duplica el recomendado por la Organización Mundial de la Salud. Este organismo limita el consumo máximo de sal a 5 gramos al día, lo cual equivale a una cucharadita de sal llena (tipo cuchara de café).



El sodio tiene un papel importante en el organismo:

  • Controla la cantidad de agua en el cuerpo humano y su distribución.
  • Regula el pH sanguíneo.
  • Ayuda a transmitir los impulsos nerviosos. 
  • Contribuye a la relajación muscular.
Sin embargo, un consumo excesivo de sodio tiene efectos negativos:
  • Los riñones se encargan de regular el contenido de sodio en nuestro organismo, por tanto, ante una ingesta elevada de sodio, la función renal se ve perjudicada y la eliminación de sodio es menor.
  • El sodio que no se elimina a nivel renal se va acumulando en la sangre y por un proceso osmótico, provoca un aumento de la cantidad de sangre circulante al "atraer" más agua. El mayor volumen sanguíneo obliga al corazón a realizar un mayor esfuerzo para que la sangre circule por el organismo y se produce un aumento de la presión arterial.




La sal que se consume diariamente procede de dos tipos de fuentes:

  • El 20% del consumo diario de sal procede de la sal que añadimos a los alimentos durante el cocinado.
  • El 80% de la sal que se consume a diario esta presente en los alimentos, en algunos de manera natural , la cual solo representa el 8% del total de cloruro sódico que se consume a diario, y en otros es añadida durante su procesado. Está última fuente de sal presente en quesos, panes, embutidos y platos precocinados, principalmente, supone el mayor porcentaje de sal que se consume a diario, un 72%.

Es importante destacar que el 72% de la sal que tomamos se encuentra en alimentos procesados. Así, en un estudio promovido por la AESAN se consiguió estimar cuales son los alimentos que más sodio aportan a la dieta:

  • Embutidos: el jamón, seguido por el chorizo, el salchichón y el fuet, son los embutidos que más sal aportan a la dieta. Entre los embutidos cocidos destacan el jamón y el pavo cocido y las salchichas. Se debe tener en cuenta que el consumo de estos alimentos debe ser muy esporádico (como mucho, un par de veces al mes). Es preferible elegir las variedades con bajo contenido en sal.
  • Quesos: el queso manchego, el fundido y los quesos frescos aportan altas cantidades de sal a nuestra dieta. Aunque es necesario el consumo de entre 3 y 4 productos lácteos al día, es preferible que se de preferencia a la leche y al yogur frente al queso a la hora elegir que lácteos tomar. Por otro lado, es recomendable elegir las variedades de quesos con bajo contenido en sal.
  • Pan: aunque es uno de los alimentos que más sodio aporta a la dieta, hay que destacar que, gracias a un acuerdo entre la AESAN y el sector de la panadería, se ha conseguido reducir el porcentaje de sal utilizado para la elaboración del pan en un 26%.
  • Platos preparados: estos aportan grandes cantidades de sodio a nuestra dieta. Son alimentos de los cuales podemos prescindir. Es preferible cocinar y congelar los propios alimentos que nosotros preparemos a nivel casero para ser consumidos a lo largo de la semana que tomar comidas preparadas congeladas (pizzas, croquetas, salteados...).





Por lo tanto, controlar la cantidad de sal que se consume diariamente es fundamental para llevar a cabo una dieta saludable
Para consumir menos sal se pueden llevar a cabo algunas medidas como:
  • Leer el etiquetado de todos los alimentos que se compran y elegir aquellos cuyo aporte de sal o de sodio sea menor. A veces, la sal viene expresada en "gramos de sal" y otras en "gramos de sodio". En este último caso, si multiplicamos los gramos de sodio por 2,5 obtendremos los gramos de sal que nos aporta ese alimento.
  • Es importante añadir menos sal a las comidas. Para contrarrestar la disminución del aporte de sal en el sabor del plato, se pueden usar especias (pimienta, orégano, tomillo) que aportaran más sabor a los alimentos.
En España, el Ministerio de Sanidad y Política Social ha puesto en vigor una campaña llamada "Plan Cuídate más" A través de esta página se puede calcular la cantidad de sal que se consume al día, así como diseñar una dieta equilibrada teniendo en cuenta el consumo de sal.