junio 05, 2012

Obesidad y problemas de salud mental


La obesidad, como todos sabemos, es un grave problema de salud en los países occidentales. Numerosos estudios han observado que los trastornos mentales están incrementados en la población obesa respecto a los sujetos con un peso dentro del rango de la normalidadEstos estudios han evaluado la asociación entre obesidad y trastornos psicológicos, con el objetivo de conocer si la obesidad es una consecuencia de un trastorno psicológico o si favorece la aparición del mismo o se da de manera simultánea.

El número de niños y adolescentes obesos ha ido en aumento en los últimos años y parece que esta tendencia no va a cambiar.  El exceso de adiposidad en niños continúa a través de la edad adulta y genera numerosos problemas de salud. Los niveles de problemas mentales en niños también están elevados y permanecen incrementándose, al igual que la obesidad. La obesidad y  los problemas mentales han sido identificados como la principal causa de discapacidad con repercusiones económicas en los adultos.




La obesidad como causa de un problema de salud mental



Parece claro que aquellas personas con obesidad tienen un riesgo superior de padecer depresión que las personas con un peso normal, sin embargo, el papel de la obesidad como factor de riesgo para el desarrollo de otros problemas mentales, como la ansiedad, no está claro, ya que los resultados de los estudios son muy distintos. 

Las mujeres obesas presentan un mayor número de síntomas relacionados con los problemas mentales. Esto se pude justificar de diferentes maneras, por ejemplo, se sabe que las mujeres parecen estar más preocupadas por la obesidad que los hombres. Aunque la prevalencia de obesidad es similar en ambos sexos, las mujeres presentan mayor predisposición a someterse a tratamientos para tratar esta patología. Además, las mujeres se ven sometidas a mayor presión en relación con su figura corporal y experimentan una mayor insatisfacción, lo cual puede contribuir a una ingesta superior de alimentos en función de su estado de ánimo o que fracasen en el seguimiento de dietas hipocalóricas. Se sabe también que las mujeres son más propensas a sufrir trastorno por atracón acompañado de un comportamiento compensatorio.




Del mismo modo, aquellas personas con niveles socioeconómicos más elevados que padecen obesidad muestran más síntomas de depresión que aquellos con menores ingresos

Por último, en los niños, parece existir un efecto umbral de la obesidad en relación con los trastornos mentales, ya que aquellos niños cuyo IMC se encuentra en un percentil 97 o superior, muestran un aumento significativo de los problemas emocionales. 

El que la obesidad actúa como factor de riesgo en el desarrollo de un problema mental parece estar bien justificado. Las personas obesas, al internalizar negativamente su imagen corporal y fracasar en los programas de pérdida de peso, presentan un mayor riesgo a sufrir problemas de salud mental. Factores biológicos, como una disfunción en el eje hipotalámico – hipofisario - adrenal, podría fortalecer la unión entre obesidad y depresión. En los niños, la obesidad parece estar asociada con un riesgo clínico significativo de sufrir problemas de adaptación psicológica.

La obesidad como consecuencia de un problema de salud mental



Más nítido aún parece el efecto que ejercen los trastornos mentales sobre la obesidad. Este efecto parece afectar más a aquellas personas de raza blanca que a los sujetos de raza negra. Se han creado algunas hipótesis entorno a esta relación causa-efecto.

Una de estas hipótesis se basa en la relación entre los trastornos mentales y los trastornos alimentarios, ya que estos últimos son frecuentes en personas que padecen problemas mentales. Los trastornos alimentarios, tanto por una ingesta excesiva como deficiente, podrían influir en futuros cambios en el tejido adiposo. 

Además, se ha visto que el ejercicio físico mejora los síntomas de depresión en personas que la padecen, pero la inactividad física, que es frecuente en personas con trastornos mentales, favorece la aparición y el desarrollo de la obesidad.




También se cree que el estrés, que es común en la depresión, está unido con disbalances endocrinos y metabólicos que promueven almacenamiento de grasa. Esto explicaría porque existe más evidencia en la asociación entre síntomas de depresión iniciales y cambios en la circunferencia de la cintura, una medida de la adiposidad central, que entre síntomas de depresión inicial y cambios en el IMC, una medida de la adiposidad general. 

Por último, el efecto de los fármacos usados en el tratamiento de los trastornos mentales es dispar. Si bien se cree que la mayor parte de ellos favorecen una ganancia de peso, solo los antidepresivos y los antipsicóticos han presentado este efecto.

La presencia de obesidad y trastornos mentales de manera simultánea



Los estudios transversales, en los que no se evalúa cual es la variable causa y cual la variable efecto en la relación entre obesidad y los trastornos mentales, han mostrado claramente que la obesidad está muy relacionada con la depresión, la ansiedad y otros trastornos mentales como la distimia, los trastornos maniacos y los trastornos de la personalidad. Incluso, se ha visto que existe relación entre la ansiedad y el sobrepeso. 


Sería recomendable que en estudios futuros se llevase a cabo una valoración de estado nutricional más exhaustiva (no clasificar únicamente a los sujetos en función de su IMC) y se analizase la ingesta de los sujetos para conocer de qué manera un trastorno mental está relacionado con un trastorno alimentario y si los sujetos con depresión o ansiedad consumen una mayor cantidad de alimentos. 
Así mismo, sería aconsejable que se recogiesen datos acerca de la dosis y la pauta de medicación de los sujetos.




Por último, sería bueno analizar más detalladamente y confirmar que mecanismos provocan que los trastornos mentales causen obesidad y viceversa.


Los datos de estos estudios deberían ser tenidos en cuenta en el tratamiento tanto de la obesidad como de los problemas de salud mental
Por un lado, se debería controlar la dieta y la realización de actividad física en aquellas personas que padecen trastornos mentales, promoviendo hábitos de vida saludables. 
Si estas personas están siendo medicadas, ya que la medicación en un pilar básico en el tratamiento de estas enfermedades y no se puede suprimir, se debería controlar la ganancia de peso y recomendar una serie de pautas dietéticas para evitar la presencia de sobrepeso y obesidad
Así mismo, es necesario el aporte a los profesionales de la salud de guías clínicas más detalladas que permitan detectar y prevenir problemas de salud mental en personas obesas.