diciembre 27, 2011

Vitaminas liposolubles (A,D,E,K)



Las vitaminas son sustancias orgánicas necesarias para el normal funcionamiento del organismo. Se incluyen en el grupo de micronutrientes porque, a diferencia de los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas, se necesitan en cantidades mucho más pequeñas. En el grupo de mirconutrientes también se incluye a los minerales, pero estos, a diferencia de las vitaminas, son compuestos inorgánicos.

Las vitaminas en función de su solubilidad se clasifican en:
  • Hidrosolubles: son solubles en agua, un exceso no provoca un problema en el organismo, ya se eliminan por la orina. Son las vitaminas del grupo B y la vitamina C.
  •  Liposolubles: en exceso pueden ser perjudiciales para el organismo ya que se almacenan en el tejido adiposo. Son la vitamina A, E, D y K.

Tanto las vitaminas hidrosolubles como liposolubles, si se encuentran en un nivel por debajo del requerido por el organismo, pueden generar enfermedades.

En esta entrada nos centraremos en las vitaminas liposolubles.



VITAMINA A

Se denomina vitamina A a los compuestos que presentan la actividad biológica del retinol, como los retinoides y los carotenoides con actividad provitamínica A. Los carotenoides generan retinoides y de estos, unos 50 producen retinol. A los carotenoides se los conoce como provitamina A por esta razón y el más activo es el β caroteno.

La vitamina A esta presente en los alimentos en diferentes formas:
                Retinoides: tejido graso de los animales (hígado, anguila, angula, mantequilla, huevo, congrio, quesos grasos, almejas, berberechos,)
                Carotenoides: en los pigmentos de muchas plantas, principalmente en las de color amarillo, naranja, rojo y verde. (zanahoria, pimiento, espinacas, calabaza, col, melocotón, mango).






Las dietas son un bajo contenido en grasa, suelen ser deficientes en vitamina A, aunque hay que recordar que cada vez más se añade vitamina A a diferentes alimentos, como es el caso de la leche desnatada. Las personas con problemas intestinal, obstrucción en los conductos biliares (las sales biliares son indispensables para absorber la vitamina A)
El almacenamiento de esta vitamina se hace en el hígado, aunque los β carotenos se almacenan en la grasa humano, aportándole ese color amarillento. A mayor edad, mayor cantidad de vitamina A, aunque esto depende de la ingesta y la absorción de la misma. El aumento de vitamina A en los tejidos, especialmente el vascular, puede formar parte de un proceso autorregulado por parte del organismo para contrarrestar los efectos negativos que produce el envejecimiento.

En general, de la vitamina A ingerida por la dieta:
                10% no es absorbida
                18-37% se excreta por la heces
                38- 60% se excreta por la orina
                18-39% aparece como CO2 en la respiración
                El resto se almacena en el hígado

Algunos factores, además de la ingesta, pueden condicionar el déficit de vitamina A. Algunos estudios han observado que una exposición excesiva a la luz solar produce una degradación de los carotenoides. Los fumadores presentan niveles inferiores de vitamina A que los no fumadoras y las infecciones y el estrés pueden provocar una mayor excreción de vitamina A.
Un déficit de vitamina A, provoca, entre otras cosas:
  • El déficit de vitamina A provoca ceguera nocturna, si nos lleva más de un minuto ajustar nuestra visión en  un teatro a oscuras, es posible que la padezcamos.
  • Aumento de la susceptibilidad a las infecciones, ya que, provocado por un déficit de vitamina A, se produce una pérdida la integridad de la mucosa. Se producen alteraciones en la inmunidad celular y un déficit de vitamina A conlleva el desencadenamiento de respuestas inflamatorias.
  • Las células epiteliales secretoras de mucosidad tienden a ser sustituidas por células escamosas y queratinizantes. Por ello,  algunos epitelios, como el de la vagina o la tráquea se pueden ver gravemente afectados.  Ante un déficit de vitamina A, se puede producir hiperqueratosis folicular, generado por un tapón de queratina en la salida de los folículos pilosos, provocando que la piel se vuelva seca, áspera y escamosa.
  • Se afecta el crecimiento de los niños y a la formación de huesos y dientes.
  •  Disminución de la fertilidad y alteraciones en la reproducción.
  •  Un déficit de vitamina A puede desencadenar anemias.
  • Se pueden formar cálculos renales por la queratinización del epitelio del tracto urinario.

Pero hay que tener en cuenta que un exceso de vitamina A también es perjudicial para el organismo. Puede provocar efectos nocivos en los órganos que la metabolizan (ojos: visión borrosa, huesos: osteoporosis e hígado). Además, altos niveles de vitamina A en embarazadas, que no se adquirirían por la dieta, si no mediante suplementación cuando no fuese necesaria, podrías producir malformaciones fetales. También se ha observado el efecto adverso de la suplementación con β carotenos en personas fumadoras, en las cuales aumenta la incidencia de cáncer de pulmón.



VITAMINA D

La vitamina D se encuentra presente en organismos primitivos, como el fitoplacton, del cual se alimenta el pescado azul, lo cual explica que sea la principal fuente dietética de la misma.

La vitamina D apenas se ingiere por la dieta, es necesaria una exposición a la luz ultravioleta para que se active su producción. En el momento en que se alcanza 20.000 unidades de vitamina sintetizadas a través de la exposición a la luz solar, la propia radiación ultravioleta la degrada la vitamina adicional producida y limita la producción.


La vía metabólica de la vitamina D se expone a continuación. El dehidrocolesterol es un metabolito del colesterol que se porduce en el hígado y es exportado a la piel. Mediante la exposición solar, se puede sintetizar vitamina D a partir del mismo. El calcitrol es la forma activa de la vitamina D.            
Hay que destacar, que recientemente se ha visto que el calcitrol se produce en otros tejidos extrarenales y es este calcitrol, el que no se genera en el riñón el que interviene en varias funciones en relación con el cáncer, la regulación del sistema inmunitario… mientras que el calcitrol que se produce en el riñón se destina para el metabolismo óseo.

La principal fuente de vitamina D es la endógena, es decir, la exposición a la luz solar, aunque hay varios factores que pueden reducir el rendimiento de este proceso. El factor que tiene más importancia en la generación de la luz solar es el ángulo de incidencia de la radiación solar, el cual este influenciado por la latitud, la hora del día y la estación del año.
La vitamina D es abundante en productos animales, como se ha dicho antes, los pescados marinos grasos (salmón, sardinas…) son la principal fuente dietética, aunque también se encuentra  los aceites de hígado de pescado ( ceite de hígado de bacalao) y en menor cantidad en los huevos, en la carne de ternera, en la mantequilla y en los aceites vegetales. Muchos alimentos están fortificados en vitamina D, es decir, se les añade vitamina D para asegurar una ingesta adecuada, como las margarinas o los cereales.



Actualmente, el déficit de vitamina D se relaciona con problemas de diferente índole. El raquitismo (caracterizado por deformaciones esqueléticas) y la osteomalacia (caraterizada por un debilitamiento de los huesos) están relacionados desde antiguo con el déficit de vitamina D. sino que se ha relacionado con el desarrollo de numerosas enfermedades autoinmunes: enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes mellitus tipo 1, esclerosis múltiple, artritis reumatoide… La psoriasis prodía estar también relacionada con un déficit de vitamina D. También se ha relacionado el déficit de vitamina D con el sobrepeso, la hipertensión, la resistencia a la insulina, la enfermedad cardiovascular, aunque hay que aclarar que son necesarios más estudios para confirmarlo.
A pesar de todo lo anterior, los dermatólogos no recomiendan una mayor exposición solar, que como todos sabemos, se relaciona con una mayor incidencia de cáncer cutáneo, pues como dice el dicho “a veces es peor el remedio que la enfermedad”.



VITAMINA E

La vitamina E es un potente antioxidante. En su estado natural tiene ocho formas diferentes de isómeros, cuatro tocoferoles y cuatro tocotrienoles, para los cuales existen formas alfa, beta, gamma y delta.

La vitamina E es muy importante en el mantenimiento de la función del sistema nervioso y el músculo esquelético. Además, se ha observado que aquellos individuos con bajos niveles plasmáticos de vitamina E tienen un riesgo más elevado de padecer cáncer de pulmón si son varones y de mama si son mujeres. Parece ser que una ingesta elevada de vitamina E reduce el riesgo a padecer cáncer de colón. Sin embargo, son necesarios más estudios para ratificar estos hechos.

Las fuentes alimentarias de vitamina E son los aceites vegetales (soja, maíz..) y los porductos derivados de estos aceites como margarinas y mayonesas. El germen de trigo, los pescados azules, las nueces, las pepitas de girasol y otros cereales son ricos en vitamina E.






Un déficit de vitamina E provoca síntomas relacionados con la falta de protección antioxidante.  Las condiciones que intervienen en la normal digestión, la absorción o el transporte de grasa proveniente de la dieta se han relacionado con niveles bajos de vitamina E sérica. En aquellas personas con enfermedad celiaca o fibrosis quística, las concentraciones séricas de vitamina E pueden estar un 2% por debajo de lo normal. En individuos sanos, que presentan condiciones nutricionales normales, no se ve prácticamente nunca un déficit de vitamina E.
La deficiencia de vitamina E puede mejorarse mediante la administración exógena de dicha vitamina.

Una dosis de vitamina E por debajo de 1000mg/ día se considera segura y no se ha observado hipervitaminosis ni siquiere después de la administración de dosis elevadas durante muchos años, aunque ahora parece ser que una cantidad excesiva de antioxidantes ejerce el efecto contrario al deseado.



VITAMINA K

La vitamina K comprende un conjunto de compuestos denominados quinonas. A este grupo pertenece:
  •  La filoquinona (vitamina K1) presente en las plantas.
  •  La melaquinona (vitamina K2) presente en los alimentos de origen animal y que el organismo humano sintetiza por medio de las bacterias intestinales.
  • La menadiona sintética (vitamina K3)

Como las anteriores vitaminas liposolubles su absorción intestinal depende de una determinada cantidad de grasa dietética, de las sales biliares y de los jugos pancreáticos. A través de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) se transporta desde el hígado, al cual llega desde el intestino, a otros tejidos extrahepáticos.

Esta vitamina resulta esencial para la coagulación sanguínea y participa en la formación ósea.

Fuentes de vitamina K:
  • La filoquinona se encuentra en los alimentos de origen vegetal, especialmente las verduras de hoja verde (espinacas, acelgas, coles de Bruselas…). También se encuentra en aceites vegetales, especialmente el de soja, canola  y oliva.
  • La menaquinona esta presente en pequeñas cantidades en la yema de huevo, mantequilla y queso.





La vitamina resiste a los métodos de cocción ordinarios y no se pierde en el agua de cocción, ya que es liposoluble. Pero es sensible a la luz y al calor.
Ya que las bacterias intestinales sintetizan vitamina K, parece que esta fuente cubre la mitad de las necesidades de este vitamina.

El déficit de vitamina K es muy poco frecuente en adultos, aunque se le asocia a enfermedades intestinales que cursan con malabsorción de grasa, como la colitis ulcerosa, la enfermedad celiaca y aquellas personas que toman antibióticos de manera crónica, ya que estos medicamentos destruyen las bacterias intestinales productoras de este vitamina. El  déficit de vitamina K se relaciona con osteoporosis y densidad ósea disminuida.

La toxicidad por esta vitamina es muy rara, ya que se excreta más rápido que otras vitaminas liposolubles.


diciembre 14, 2011

Decálogo navideño.



Se acerca la Navidad y con ella, las comidas y cenas familiares, las reuniones con amigos o de empresa alrededor de una mesa llena de comida. Para muchos, esto supone un espanto, para otros tantos, solo supone un horror subirse a la báscula el día 10 de enero.

Pues bien, aquí os dejo algunos consejos a seguir para que en las reuniones navideñas no llevéis a cabo ingestas copiosas de las que luego os vais a arrepentir. Y esto mismo lo podéis aplicar en cualquier situación que se dé al cabo del año en la cual la comida es la protagonista principal.

  1. En primer lugar, no os fiéis de los consejos que dan los medios de comunicación, blogs, revistas y que no procedan de un profesional (nutricionista).
  2. Reunirse con la familia, amigos y demás allegados…. Supone, en general, una alegría. Nos gusta compartir los alimentos con la gente que nos importa. Por eso, al sentarse en la mesa hay que tener una actitud positiva y aprovechar que podemos hablar con los demás y saborear platos que normalmente no consumimos. Es importante que comamos despacio, degustando el menú, hablando con la gente. Esto hará que nos sintamos saciados antes.
  3. Es mejor no repetir, es decir, no servirnos más de una vez del mismo plato. Si nos podemos servir nosotros mismos, tanto como si nos sirve la comida otra persona, es mejor que no vertamos demasiada comida en nuestro plato. Debemos optar por raciones pequeñas.
  4. Hay que evitar, dentro de lo posible, los alimentos demasiado grasos, las salsas y no debemos abusar de los dulces.
  5. Si tú vas a ser el encargado de preparar el menú de alguno de estos días, opta por maneras de cocinar más saludables, como cocidos, a la plancha, en lugar de fritos. Si elaboras caldos o sopas, deja que se enfríen para eliminar la grasa superficial que se pudiese haber formado.
  6. Procura acompañar las carnes y los pescados con ensalada, ya que sacia y apenas aporta calorías.
  7. En cuanto a los postres, procura elaborar postre con fruta o yogur. Es preferible el consumo de estos a la ingesta de polvorones, bombones, turrones….
  8. En las grandes comidas no solo se abusa de la ingesta de alimentos, también se toma más alcohol que de costumbre. Es recomendable tomar una copa de vino o de cerveza en las comidas (250 ml). Evita el alcohol de alta graduación. Por cada gramos de alcohol ingerido aportamos al cuerpo 7 kcal. Ten en cuenta que un gramo de grasa aporta 9 kcal y que un gramo de proteína o un gramo de hidratos de carbonos aporta 4 kcal.
  9. Evita el picoteo. Es recomendable  hacer cinco comidas al día, pero teniendo en cuenta que las calorías que ingerimos en una sola toma, ya sea una comida o una cena navideña, son muy superiores a lo habitual, normalmente superan las de la comida y la merienda juntas, no pasa nada por obviar estas comidas, ya sean meriendas o medias mañanas.
  10. Tan importante como el control de lo que comemos es controlar el gasto energético de nuestro cuerpo, por eso, es preferible caminar o salir a bailar después de una comida o cena copiosa que quedarse en el sofá.




Sé que en los días festivos llevar estas pautas a cabo es complicado, pero con fuerza de voluntad, conseguiremos, en la medida de lo posible, cumplirlas. Por otro lado, se debe tener en cuenta que, en realidad, de todas las fiestas navideñas, solo hay 5 días señalados, en lo que una ingesta abusiva pude tener lugar (Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo, Reyes). Por eso, es importante que el resto de los días procuremos tomar menos calorías de lo habitual. Para ello, debemos cuidar aún más la preparación de los alimentos y los alimentos elegidos. Y, claro está, aumentar el gasto energético mediante la realización de cualquier tipo de actividad física, desde caminar a buen ritmo media hora al día, hasta correr, nadar o patinar en las maravillosas pistas de hielo que ponen en la mayoría de ciudades.


diciembre 12, 2011

La obesidad solo conlleva problemas, muchos problemas



La obesidad se ha convertido, tras el tabaquismo, en la segunda causa de mortalidad evitable.  Los incrementos en el Índice de Masa Corporal suponen un incremento curvilíneo en moratalidad, la cual se atribuye a enfermedad cardiaca, hipertensión, diabetes y cáncer. Esto se describe mediante una cuerva en “J”


La obesidad se ha asociado a numerosas enfermedades tales como: la hipertensión arterial, la dislipemia, la diabetes mellitus tipo 2, la cardiopatía isquémica, el accidente vascular cerebral, el síndrome de hipoventilación y apnea del sueño, la esteatohepatitis no alcohólica, la colelitiasis, la osteoartrosis y alteraciones en la reproducción. Y no solo esto, mucho estudios recientes han asociado la obesidad mórbida con un riesgo mayor a padecer diversos tipos de cáncer, enfermedad esofágica por reflujo, nefrolitiasis y enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, algunas de estas comorbilidades tienen un mayor riesgo de aparecer en pacientes obesos que otras. Así, la diabetes mellitus de tipo 2 y la apnea del sueño se presentan, comparando personas obesas con otras que poseen un peso adecuado, con una frecuencia 3 veces superior.

La obesidad, así mismo, disminuye la calidad de vida de las personas que la padecen. Los sujetos obesos tienen una menor movilidad, suelen padecer depresiones y problemas de autoestima y se ven, en la mayor parte de los casos, excluidos socialmente.


Comorbilidades asociadas a la obesidad

Diabetes mellitus de tipo 2

Como ya se señaló en una entrada anterior, el 80% de los pacientes con diabetes mellitus de tipo 2 son obesos. Además del grado de obesidad, la distribución central (en la parte abdominal) de la grasa corporal incrementa el risgo a padecer diabetes de tipo 2. Un perímetro de cintura de 102 cm se relaciona con un incremento de la incidencia de diabetes de 3,5 veces.

Los niños no se libran tampoco de estas consecuencias, así se ha observado un aumento de la intolerancia a la glucosa y de la diabetes de tipo 2 (más relacionada con los adultos) entre los niños, debido al incremento de la obesidad infantil.




Se cree que un aumento de las citoquinas TNF α y de la resistina, una proteína  producida por el tejido adiposo, así como una disminución de la adiponectina, también excretada por los adipocitos, es uno de los mecanismos por los cuales una el aumento del tejido adiposo intraabdominal provoca una resistencia a la insulina, si bien no es el único.  El incremento de ácidos grasos libres y su acumulación en tejidos sensibles a la insulina y la oxidación de los ácidos grasos y la consiguiente producción de glucosa, provocarían un aumento de la glucosa en sangre, ya que se aumenta la producción hepática de glucosa pero se disminuye su captación periférica.

Dislipemia

Normalmente, se deben a un disminución del colesterol HDL y a un aumento de los triglicéridos. Cuando mayor es el IMC, por regla general, se produce un aumento del colesterol total.

Hipertensión arterial

El riesgo que presenta un paciente obeso a sufrir hipertensión arterial es el doble del que presenta una persona con normopeso.

A medida que se pierde peso la presión arterial también disminuye, así, por cada kg de peso que se pierde, se disminuye 1mm de Hg la presión arterial, tanto la sistólica (conocida comúnmente como alta) como la diastólica (conocida como baja)

Síndrome de obesidad-hipoventilación y Síndrome de apnea obstructiva del sueño

El síndrome de obesidad-hipoventilación se caracteriza por, como su propio nombre indica, hipoventilación, hipercapnia (aumento de la presión parcial de CO2) y somnolencia. Cuando a estos síntomas se les suma un aumento de la resistencia en las vías aéreas superiores, esto se cataloga como Síndrome de apnea obstructiva del sueño.

Esto se produce por un estrechamiento de las vías aéreas, entre otras cosas, debido, probablemente, a la acumulación de grasa en la zona próxima a la laringe.

La reducción de peso mejora los síntomas del síndrome de la apnea obstructiva del sueño.

Hiperuricemia

Existen evidencias que indican que los niveles elevados de ácido úrico se correlacionan con el grado de obesidad. Así mismo, los sujetos con hiperuricemia tienden a presentar, no solo obesidad, también dislipemia, hipertensión arterial y resistencia a los hidratos de carbono. Además, parece ser que resistencia insulínica-obesidad, y de esta forma se explicaría el papel que juega el ácido úrico en la fisiopatología de la enfermedad arterial coronaria.

A pesar de que los niveles de ácido úrico son elevados, los pacientes no suelen presentar gota.


Afectación hepática y de la vesícula biliar

La esteatosis hepática, también conocida como hígado graso, aumenta de forma lineal a la ganancia de peso. En la obesidad mórbida, la esteatosis puede ser una de las causas de aumento de las transaminasas (los niveles de transaminasas en sangre suelen aumentar cuando se producen enfermedades hepáticas)

Además,  hay una fuerte asociación entre obesidad y colelitiasis. La colelitiasis es la formación de cálculos en la vías biliares, especialmente en la vesícula biliar, y sulen estar formados por colesterol.  Esto se explica porque en la personas obesas, al estar aumentada la grasa corporal, hay una mayor producción de colesterol, así, por cada kg extra de grasa corporal, se sintetizan 20 mg. de colesterol. La bilis es la encargada de eliminar este exceso de colesterol, por tanto, se presenta sobresaturada de colesterol y con cristales de colesterol.




Asociación con neoplasias

La neoplasia es la proliferación anormal de células que desemboca en la formación de un neoplasma. Si el neoplasma forma una masa diferenciada se conoce como tumor y puede ser maligno o benigno. Entre los neoplasmas malignos se encuentran numerosos tipos de cáncer.

 La obesidad se asocia con un mayor riesgo a diferentes carcinomas, en mujer, por ejemplo, hay un mayor riesgo de carcinoma de ovario, cervix, mama… y en varones, de colón, recto y próstata.
Se sabe que los pacientes obesos, independientemente d esu sexo, presentan un riesgo elevado a padecer cáncer de colón.

Además, numerosos estudios han relacionado la mortalidad por cáncer de mama con la obesidad, pero solo en mujeres postmenopausicas. En estas mujeres, la grasa es la principal fuente de estrógenos, el factor de riesgo modificable más importante para cáncer de mama en postmenopausicas.

Las mujeres obesas presentan, a su vez, un riesgo tres veces superior de padecer cáncer de endometrio.

Alteraciones musculoesqueléticas

Los obesos, debido a su exceso de peso, generan una sobrecarga en sus huesos lo cual conduce a artrosis.  Las mujeres se ven más afectadas por esto que los varones.
La artrosis es uno de los problemas asociados a la obesidad que conlleva mayor gasto sanitario.

Problemas ginecológicos


Los estudios epidemiológicos han demostrado que existe asociación entre obesidad e infertilidad, entre obesidad y el síndrome de ovario poliquístico.



Por lo que parece, las mujeres obesas tienen resistencia a la insulina e hiperinsulinemia que, a nivel del tejido ovárico, puede favorecer el exceso de la síntesis de andrógenos.

En las mujeres embarazas las cosas se complican. La obesidad se relaciona con una mayor frecuencia de diabetes gestacional, hipertensión, anemia, embarazo múltiple, malformaciones congénitas  y muerte fetal. 




diciembre 07, 2011

Tratamiento dietético para diabéticos


La Diabetes mellitus es una enfermedad metabólica. Afecta a 346 millones de personas en el mundo. En 2004, unos 3,4 millones de personas murieron como consecuencia de los altos niveles de glucosa en sangre. Se produce como consecuencia de una síntesis insuficiente de insulina, un aumento de la destrucción de la insulina o una acción ineficaz de la insulina.

La insulina es una hormona producida en las células β-pancreáticas. Se libera en dos fases:
1.       Cuando aumentan los niveles de azúcar en sangre, se libera rápidamente la insulina
2.       Liberación lenta que se produce independientemente de los niveles de azúcar en sangre.

La liberación de insulina se produce, principalmente, por un aumento de los niveles de glucosa en sangre, aunque  cierta liberación de insulina ocurre también con la ingesta de alimentos. Los aminoácidos de las proteínas ingeridas, la acetilcolina (que es un neurotransmisor), la colecistoquinina (hormona producida por el intestino delgado), por ejemplo, estimulan la liberación de insulina.
 La liberación de insulina estimula diferentes procesos, entre ellos, la captación de glucosa  por las células del músculo y los adipocitos (células del tejido adiposo), la formación de glucógeno (polisacárido de reserva energética en animales) a partir de la glucosa en el hígado y en el músculo, la síntesis de grasas en el hígado y su almacenamiento en los adipocitos y la formación de glucosa a partir de, principalmente, aminoácidos, la síntesis de proteinas en la mayor parte de tejidos.

Las personas con diabetes mellitus presentan, por tanto, hiperglucemia, niveles altos de glucosa en sangre.
Hay tres tipos principales de Diabetes:
  • Diabetes mellitus tipo 1: se segregan cantidades inadecuadas de insulina debido a que las células β del páncreas se han destruido. Se suele diagnosticar antes de los 20 años.
  • Diabetes mellitus tipo 2: se produce como consecuencia de una insensibilidad por parte de los tejidos diana a la insulina.
  • Diabetes gestacional: se produce en mujeres embarazadas con altos niveles de glucosa en sangre pese a no ser diabéticas.

La gravedad de la diabetes varía considerablemente entre los diabéticos.  Los síntomas principales de la misma son:
  •          Hiperglucemia: niveles altos de azúcar en sangre
  •    Glucosuria: aparece glucosa en orina ya que está limitada la capacidad del riñón para reabsorber glucosa del filtrado urinario.
  •          Diuresis osmótica: como consecuencia de la glucosuria, aparecen solutos en el filtrado urinario lo cual genera una pérdida excesiva de agua y electrolitos. En casos graves, los pacientes pueden deshidratarse, a pesar de la ingesta elevada de líquidos.
  •     Aumento del apetito y consumo de alimentos: el organismo actúa como si estuviese padeciendo inanición, ya que el hígado, el tejido adiposo y el músculo (los principales tejidos diana de la insulina) no pueden absorber adecuadamente los nutrientes.  Por tanto, se activan una serie de rutas metabólicas encaminadas a la producción de glucosa, que aumenta la hiperglucemia ya presente en el torrente sanguíneo, la liberación de ácidos grasos a la sangre, producción de cuerpos cetónicos y aumento de  las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL). A pesar del aumento del apetito, en casos graves, al no poder utilizar la glucosa, se producen cambios en el peso corporal.

Para confirmar si una persona padece diabetes es necesario llevar a cabo una serie de pruebas:
  • Glucemia en ayunas: se diagnostica la diabetes cuando las cantidades de glucosa en sangre superan os 126 mg/dl en dos exámenes.
  •  Examen de la hemoglobina A1c: se considera que una persona es diabética cuando el resultado de esta prueba es >6,5%
  •  Prueba de tolerancia oral a la glucosa: cuando la concentración de glucosa en sangre tras 2 horas de la ingestión de una solución glucosada es >200 mg/dl se considera que el paciente es diabético.




Las complicaciones de la Diabetes mellitus son varias.
·    En la Diabetes mellitus de tipo 1, se produce una importante cetoacidosis (concentraciones elevadas de cetonas en sangre y bajo pH sanguíneo) y deshidratación,  que cuando no se tratan, pueden conducir al coma y a la muerte. Las personas que padecen este tipo de diabetes deben inyectarse insulina exógena, que, aunque prolonga la vida, no supone la curación. La mayoría de los diabéticos tienen acortada la vida debido a las complicaciones a largo plazo de su enfermedad.
·         Un 85% de las personas que padecen Diabetes mellitus de tipo 2 son obesas. Con frecuencia, los pacientes obesos comienzan a tener una mayor sensibilidad a la insulina a medida que pierden peso. Pero si en estos pacientes la imposibilidad para controlas la glucemia se acompaña de otros trastornos médicos (infecciones, infarto de miocardio, insuficiencia renal) se pueden producir una serie de acontecimientos que desemboquen en un coma.
A largo plazo, se producen una serie de complicaciones difíciles de evitar. Los diabéticos son especialmente propensos a la insuficiencia renal, el infarto de miocardio, los accidentes cerebrovasculares, la ceguera y la neuropatía (lesión nerviosa que produce la perdida de las funciones sensitivas y motoras).



TRATAMIENTO DIETÉTICO

La dieta que se debe llevar a cabo para tratar la Diabetes mellitus debe tener como objetivos:
  1.         Controlar el nivel de glucosa en sangre
  2.       . Mantener un peso adecuado
  3.          Aportar las cantidades adecuadas de los nutrientes esenciales
  4.          Favorecer el crecimiento normal de los niños
  5.          Equilibrar los aportes de hidratos de carbono, grasa y proteínas

La dieta de una persona con diabetes debe ser establecida por un dietista y controlará los siguientes parámetros:
  •          Energía: las kilocalorías que debe ingerir una persona diabética, se calculan, al igual que para el resto de la población estimando el gasto metabólico del individuo en función de su edad y sexo y multiplicando por un índice en función de su grado de actividad física.
  •       Macronutrientes: la distribución de las kilocalorías diarias entre los diferentes nutrientes debe ser idéntica a la de una persona sana.

o   50-60 % de las kilocalorías de la dieta las deben aportar los hidratos de carbono.
o   30 % de las kilocalorías de la dieta las deben aportar las grasas.
o   15 % de las kilocalorías de la dieta las deben aportar las proteínas.
  •          Fibra: se recomienda consumir 40 gr. De fibra al día, al igual que para el resto de la población
  •          Edulcorantes: al igual que para la población general, el contenido en azúcares no debe exceder más del 10% de la cantidad kilocalórica diaria.

La ingesta total de hidratos de carbono de una comida es el mayor predictor de la glucemia postprandial, sin embargo, aun se discute la importancia que pueden tener tanto el tipo como la fuente de hidratos de carbono sobre esta glucemia. Se han investigado dos métodos para poder planificar las comidas y/o valorar el riesgo de enfermedad asociado con la ingesta de hidratos de carbono.
1.       El índice glucémico: medida en el cambio de la glucemia tras la ingestión de alimentos que contienen hidratos de carbono.
2.       La carga glucémica: se obtiene multiplicando la cantidad de hidratos de carbono de una comida por el índice glucémico. Así, se consigue una mejor aproximación al efecto sobre la glucemia postprandial de diferentes raciones de alimentos ricos en carbohidratos.

Existen diferentes tablas donde se refleja el índice glucémico y la carga glucémica de diferentes alimentos. Una limitación de estos dos métodos como herramientas dietéticas para el control del índice glucémico es la variabilidad de la respuesta glucémica de los alimentos con contenidos específicos en carbohidratos.

Hay varios métodos para adecuar el tratamiento insulínico al contenido de carbohidratos, como el recuento de carbohidratos, los planes de alimentación por raciones y las estimaciones de recuento basadas en la experiencia. Sin embargo, no se ha demostrado aun la superioridad de ninguno de estos métodos, aunque hay datos que avalan el papel de la liberalización de la dieta en diabetes mellitus tipo 1 con ajustes insulínicos en función de la dieta.



Uno de los objetivos principales de la dieta para pacientes diabéticos es disminuir el contenido en grasas saturadas y colesterol. Las primeras, no deben suponer más del 7% de la ingesta calórica diaria. En cuanto al colesterol, se recomienda que su ingesta sea inferior a 200 mg día.
La sustitución de ácidos grasos saturados por ácidos grasos monoinsaturados ha demostrado tener un efecto beneficioso sobre el perfil lipídico y sobre la sensibilidad a la insulina, lo cual mejora la tolerancia a la glucosa.  Por eso se recomienda que el 70% de la calorías diarias procedan de la ingesta de hidratos de carbono (50-60%) y de ácidos grasos monoinsaturados (10-20%).

Las recomendaciones de consumo de alcohol en diabéticos son idénticas a las de la población general, esto es, aquello diabéticos que decidan consumir alcohol podrán tomar un vaso al día, si se trata de mujeres o dos vasos a día, en el caso de que sean hombres de cerveza (350 ml) y/o vino (150 ml). Es aconsejable que el consumo de alcohol se lleve a cabo junto con la comida para evitar el riesgo de hipoglucemia. En pacientes obesos, hipertensos y/o hipertrigliceridémicos se les debe recomendar una limitación en el consumo de alcohol.

En cuanto a la suplementación de micronutrientes (vitaminas y minerales) no existe evidencia de su beneficio en diabéticos que no posean deficiencias en los mismos.

La ingesta de sodio debe ser inferior a 3 gramos al día, es decir, menos de 6 gramos al día de sal, igual que para la población general.

Junto con una dieta adecuada, es necesario promover la práctica de ejercicio físico en diabéticos. El ejercicio físico ayuda al mantenimiento del peso corporal o a su reducción, en función de cuál sea nuestro objetivo, pero además, ayuda a controlar los niveles de insulina en sangre. Como hemos dicho, aquellas personas que padezcan diabetes de tipo 2 y sean obesas, una reducción de su peso corporal les hará ser más tolerantes a la insulina.




Por último señalar que es necesario que se realicen modificaciones dietéticas para la prevención de la diabetes de tipo 2 en pacientes de alto riesgo, principalmente, obesos. Se debe llevar a cabo una dieta variada, rica en verduras, frutas, cereales y pescado, con la que se consiga un balance energético negativo (ingerir menos calorías de las que se gastan) para conseguir una disminución del peso corporal.


diciembre 06, 2011

El papel de las especias y hierbas aromáticas en la prevención del cáncer.



Las especias son productos vegetales aromáticos, enteros, troceados o molidos cuya función más importante es preservar y dar sabor a los alimentos.  Las hierbas aromáticas se diferencian de las especias porque su contenido en aceites esenciales es menor, suelen proceder de climas cálidos, mientras que las especias proceden de climas tropicales y subtropicales y proporcionan un olor y un sabor más delicado que el de las especias. Son especias la mostaza, la canela, el azafrán, el clavo, la nuez moscada, la pimienta... Mientras que se consideran hierbas aromáticas el perejil, el hinojo, la albahaca, el laurel, el tomillo ...




Muchas hierbas aromáticas  y especias, así como sus componentes bioactivos han sido investigados por su potencial para la prevención y el tratamiento de enfermedades en unas dosis que podrían exceder los comúnmente usados para la preparación de alimentos.

De ello se encarga la fitoterapia, del estudio de las plantas medicinales y sus derivados para curar, aliviar o prevenir enfermedades.

Las monografías E de la Comisión Alemana, conocidas como Comisión E, es una guía terapéutica de plantas medicinales. Consta de 380 monografías que evalúan la eficacia y la seguridad de las hierbas con uso medicinal. La última monografía de esta Comisión se publico en 1994. Las monografías de la Comisión E están basadas en una revisión de datos científicos e históricos, pero no incluyen referencias de las evaluaciones usadas para determinar la seguridad  y la eficacia de las plantas medicinales. A pesar de esta limitación, las monografías de la Comisión E son tenidas en cuenta como una guía de productos herbales para el público, los profesionales sanitarios y la industria. Hay dos categorías generales para las monografías. La primera categoría de monografías incluye todos aquellos productos que son negativos o no están aprobados ya que son productos donde las evidencia de su eficacia no está probada o cuando los criterios de seguridad son más importantes que los beneficios que aportan estos productos. La segunda categoría, la de las monografías “aprobadas” incluye numerosas hierbas y especias de origen culinario, como por ejemplo, las semillas y el aceite de alcaravea, las semillas de cardamomo, la corteza de canela, los clavos, las semillas de cilantro, las semillas de eneldo, las semillas y el aceite de hinojo, el ajo, la raíz de jengibre, la raíz de regaliz, el aceite de menta, el romero, la salvia, el tomillo, la raíz de cúrcuma, el pimentón dulce, las hojas y raíces de perejil y las semillas de pimienta blanca. Son usadas comúnmente para tratar la dispepsia y otros problemas gastrointestinales. En la mayor parte de los casos, las dosis recomendadas por la Comisión E se podrían obtener, simplemente, a través de la dieta, esto se logra de manera sencilla con las especias y  hierbas más comúnmente usadas, como el ajo, la cebolla, el jengibre y el perejil.




Es muy difícil estimar el consumo de las especias y hierbas, ya que suelen acompañar a otros productos alimentarios, como parte de su elaboración culinaria. Además, algunos compuestos químicos presentes en estas especias y hierbas tienen una corta vida media, y su concentración en estos productos depende de numerosos factores, como la especie, el cultivo o el procesamiento al que se someten las hierbas y especias.
Actualmente, interesa el papel de las especias en la prevención del cáncer. Se sabe que las especias y las hierbas presentan una serie de efectos en la salud que podrían estar relacionados con la prevención del cáncer. Estos son algunos de ellos:




  •          Actividad antimicrobiana y antifúngica: es debida al contenido en aceites esenciales de las especias. Las especias, del mismo modo que inhiben el crecimiento de algunas especies bacterianas, estimulan el crecimiento de otras. Aunque los mecanismos por los cuales las especias y hierbas aromáticas atacan a los microorganismos no son bien conocidos, se sabe que dañan la membrana celular de las bacterias y su material genético.  Una de las bacterias asociadas con la progresión del cáncer, especialmente, el cáncer gástrico, es el Helicobacter pylori, de hecho, se incluye dentro del grupo I de carcirogénicos por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer. Son necesarios más estudios para conocer que dosis de especias y hierbas aromáticas serían necesarias para conseguir el efecto deseado, en este caso, una actividad antimicrobiana que previniese el desarrollo de ciertos cánceres como los asociados con las infecciones por Helicobacter pylori.
  •         Capacidad antioxidante: Un estudio encontró que entre los 50 alimentos que poseían antioxidantes se encontraban, los 5 primeros eran especias secas (clavo molido, orégano seco, jengibre molido, canela molida y cúrcuma en polvo). Sin embargo, comparados con otras categorías de alimentos incluidos en ese estudio, las hierbas y especias presentaban un amplio rango de capacidad antioxidante; de 0,803 a 125.549 mmol/100g.  Se ha evidenciado epidemiológicamente que existe una relación entre la ingesta dietética de antioxidantes y una menor morbilidad y mortalidad. Los antioxidantes son capaces de prevenir o retardar la oxidación de otras moléculas, lo cual genera radicales libres. Cuando estos están en cantidades mayores que las que el organismo humano puede detoxificar, se produce lo que se conoce como “estrés oxidativo”. Este está relacionado con numerosas enfermedades y se sabe que puede generar daños en las células, como lesiones en el material genético que pueden causar mutaciones y contribuir al desarrollo del cáncer.



                                                                                                              

  •         Inflamación: Se ha estimado que, aproximadamente, el 15% de los cánceres están relacionados con la inflamación. Los estudios in vitro indican que numerosas hierbas y especias o algunos de sus componentes bioactivos, podrían inhibir y, a veces, inducir numerosos sistemas enzimáticos relacionados con las vías que regulan la inflamación y la respuesta inmunitaria. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINES), entre los que se encuentra la aspirina, administrados en forma regular parecen estar asociados a una disminución en el riesgo del cáncer de colon, sin embargo, los numerosos efectos secundarios que generan, entre los que se encuentran hemorragias gastrointestinales, hacen que las especias y las hierbas sean una alternativa atrayente, por ello es importante investigar más su acción.
  •          Mecanismos antitumorales: en diferentes estudios se ha investigado el papel de las hierbas y especias sobre numerosos complejos relacionados con la transcripción  y sobre diferentes factores de transcripción del ADN, relacionados con el desarrollo de tumores. Entre las especias y hierbas aromáticas más estudiadas y que parecen tener una gran importancia en relación con los mecanismos antitumorales se encuentran el hinojo , el eneldo y la cúrcuma.